Por Ricardo Gálvez del Bosque
Con profunda preocupación, constatamos que lo que publicamos hace varios días se concretó trágicamente (ver aquí ).
El viernes en la noche y entrado el sábado por la madrugada, el Congreso rechazó el adelanto electoral para este 2023, y deshizo la primera votación para que las elecciones se realicen el 2024. Es decir, la foto del momento nos muestra que todos se quedarían hasta el 2026.
Lo advertimos, la izquierda más radical condiciona su voto para el adelanto electoral a que se consulte vía referéndum la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Justificación maximalista y fuera del marco constitucional que usan como excusa para torpedear todo y generar más caos y violencia.
¡Hasta la congresista Ruth Luque – izquierda – se los ha dicho con claridad! “Pensar que se va(n) a conseguir los 87 votos para una asamblea constituyente… no se va(n) a conseguir. Quisiéramos, pero digamos la verdad a la gente. Ofrezcamos lo que realmente podemos hacer.”
Por el otro lado, la derecha más obtusa se negó a votar a favor del adelanto para el 2023 alegando que primero hay que hacer reformas, y que no calzarían los tiempos para esto con ese cronograma. Excusa falsa, dado que desde diciembre dicen lo mismo, mientras enero ya se acaba y no han avanzado ninguna.
El congresista Salhuana (APP) dice la verdad cuando indica que “si hacemos lo mismo, vamos a tener los mismos resultados (…) tenemos que cambiar el esquema político y el sistema electoral”. Suena bonito, ¿no? Pero esa declaración esconde una verdad oculta: no hay intenciones de realizar ninguna reforma.
Para que estas famosas reformas se apliquen en el siguiente proceso electoral, si éstas son cambios constitucionales, deberían tener su primera votación antes de terminar esta legislatura. ¿Van a lograr en 10 días lo que no han logrado en año y medio, o lo que no han avanzado en casi dos meses desde que asumió Dina Boluarte? ¡Por favor! Es lógico que sería lo ideal, pero aterricemos a la realidad: no lo van a lograr porque no les interesa. No hay nada encaminado. ¡Es una excusa!
Entonces, ¿qué va a pasar?
Este lunes debatirán y votarán la reconsideración del adelanto electoral para el 2023. Para que no se torturen viendo el circo que será el debate en el Parlamento, les anticipamos nuestra proyección: no se llegarán a los 87 votos necesarios para que la propuesta prospere. La izquierda seguirá en su posición chantajista (Asamblea Constituyente) y la derecha dirá que no es responsable ceder ante “los revoltosos” e ir a un adelanto electoral.
Es más, las propuestas se radicalizarán más. La izquierda no piensa parar hasta imponer su agenda. Algunos hasta sienten que las muertes favorecen su postura ya que agudizando la crisis creen que pueden cosechar victorias. La derecha más cavernaria hablará de que son la fuerza de contención de los violentistas, darán discursos afiebrados sobre comunistas y terroristas, y se atreverán a pechar a Boluarte diciéndole que si no se siente capaz de controlar y gobernar al país es libre de renunciar.
Corren rumores que indican que hasta intentarían censurar a Martha Moyano como castigo a su partido por haber apoyado un adelanto para el 2023. Es que, si hemos llegado al punto en el que la bancada fujimorista resulta ser una de la más sensatas (con intereses de por medio, seguramente), es porque las cosas están en un punto demasiado álgido.
¿Qué sucederá con Dina Boluarte?
Tras lo que suceda este lunes en el Congreso (el rechazo a cualquier adelanto electoral), Dina Boluarte estará en una situación desoladora. Esa noche, considerará seriamente renunciar a la Presidencia a la República. Dependerá mucho de las salidas que encuentre en esos momentos críticos.
Por un lado, debe tener ciertas garantías de que no terminará como sus antecesores. Por tanto, discretamente, quizás busque algún tipo de escape que le permita permanecer en libertad.
Su equipo de coordinación parlamentaria deberá hilar fino para ver si es que es posible que la decisión incendiaria del Congreso pueda revertirse de alguna manera en las siguientes horas. Quizás, como último recurso antes de su renuncia, decida dar algún manotazo de ahogado.
Este podría ser ir al Congreso o mandar a todo el Consejo de Ministros con el proyecto de ley de adelanto electoral completamente elaborado, y exigir públicamente que el Parlamento lo apruebe inmediatamente. Lógicamente, sería una exigencia débil dado que ni siquiera pueden hacer Cuestión de Confianza de la materia al ser una reforma constitucional.
Ante un escenario así, los más radicales del Congreso se envalentonarán más y exigirán su renuncia. No se sorprendan cuando los oigan desatados diciendo que si Boluarte se retira las elecciones que se convocarían no serían generales sino solamente presidenciales. Lo van a proponer y lo van a intentar. Con todas sus fuerzas.
¿Y la calle?
Será una semana mucho más convulsionada. Incertidumbre política, desprecio manifiesto del Congreso, una Presidencia absolutamente debilitada, posible vacío de poder, falta de liderazgos, y ninguna posibilidad de consenso político siquiera encaminado.
El rechazo parlamentario hacia el adelanto electoral será como tirarle toneladas de gasolina al fuego. Pero, el nombramiento de un nuevo Presidente salido del Congreso y la pretensión de que solo se convoquen a elecciones presidenciales serán el equivalente al disparo de un misil nuclear devastador.
Lamentablemente, nuestra clase política no está a la altura de las circunstancias. Hemos llegado a esto tras años de crisis y pésimas autoridades (ver nuestro análisis al respecto aquí ).
Quizás seamos testigos de más imágenes como las que vimos en Madre de Dios, donde el Gobernador tuvo que sacar una escopeta y disparar cuando una turba de vándalos intentaron tomar su domicilio, quemarlo y matarlo. Estamos tocando fondo mientras los congresistas siguen en otra.
Imagen: AP Foto/Martín Mejía / Associated Press. Tomada de https://www.sandiegouniontribune.com/en-espanol/noticias/story/2022-03-09/peru-cuarto-gabinete-de-castillo-es-aprobado-en-parlamento
