Ni 2023 ni 2024

Ene 26, 2023 | ◉ Puntos de Vista

Por Ricardo Gálvez del Bosque

El día de ayer se anunció que Dina Boluarte estaría evaluando presentar un proyecto elaborado para que el Congreso apruebe que el adelanto de elecciones se materialice en el 2023. Ótarola y sus ministros habrían ido a sede Legislativa para tantear el ambiente. Inmediatamente, las voces de ciertos congresistas se hicieron escuchar, rechazando la iniciativa.

Para todos ha quedado claro que el país está convulsionando. Sin embargo, para una parte del Congreso, parece no haber ningún motivo para acelerar el proceso electoral. Hay tan poca premura y tan escasa noción de la realidad, que la propia iniciativa que adelantaría las elecciones al 2024 ni siquiera tiene garantizada los votos necesarios. Es decir, si la izquierda radical y la derecha irracional se unen nuevamente, es posible que boicoteen cualquier salida.

La derecha, seguramente, dirá que no es responsable adelantar más las elecciones en medio de una crisis como la que vivimos actualmente. Dirán que es necesario hacer reformas antes de pasar por un proceso electoral, a pesar de que todos nos damos cuenta de que las únicas que proponen son las que favorecen su narrativa fraudista. La izquierda probablemente justificará su negativa diciendo que sin Asamblea Constituyente no van a aprobar nada. Y así, quedaríamos entrampados ante la necedad de nuestros congresistas.

Bajo este escenario bastante probable (el rechazo de la eventual propuesta del Ejecutivo, y/o que se caiga el adelanto al 2024), Dina Boluarte quedaría atrapada en un laberinto que jamás imaginó. Sin aliados fieles, sin bancada, con muertos en su haber, y en medio de una profunda crisis social y política, la Presidenta quedaría en jaque si el Congreso va por el camino incendiario.

Cuando esto suceda (y esperamos que la cordura impida que lleguemos a este punto), la única opción que le quedaría a Boluarte sería la renuncia para así forzar el adelanto electoral tras la asunción del Presidente del Congreso como Presidente interino de la República.

El problema para ella será que, probablemente, apenas deje la Presidencia su futuro legal se complicará gravemente. Por tanto, antes de realizar esa jugada deberá pensar bien cuáles serán las consecuencias que recaerán en su persona y su familia y tomar decisiones para resguardarse.

Llegado a ese punto, es difícil esperar que el Parlamento ponga en la Presidencia a alguien de consenso. Lo más probable, dada la composición parlamentaria actual, es que aquel que asuma el encargo será alguien que la izquierda que hoy protesta no aceptará como legítimo. Ese escenario podría ser mucho más propicio para que la violencia escale.

Esperamos no llegar a esto, pero tenemos que estar preparados anticipando que las cosas podrían ponerse peor. Ojalá nuestros congresistas dejen de jugar con fuego y se comporten a la altura de las circunstancias. El país se les está yendo de las manos.

 

Imagen: Fuente Congreso de la República.

Autor

  • Es Administrador de la Universidad de Lima y Magíster en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la PUCP. Ha trabajado en empresas del Sector Financiero, Seguros y Venta Directa en las áreas de Marketing, Planeamiento Comercial y Compras. Realizó su Tesis de Maestría investigando el comportamiento de los parlamentarios ante las reformas de financiamiento político. “Punto Medio” es el espacio donde vierte sus opiniones, comparte su análisis político y nos da a conocer sus puntos de vista y conocimientos sobre esta pasión que siempre lo acompañó desde joven.

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