Prácticas políticas

Feb 23, 2022 | ◉ Puntos de Vista

Por Ricardo Gálvez

A principios de noviembre saltaron a la luz las nefastas negociaciones que estaba realizando el Ministro de Transportes Juan Silva con mafias del transporte informal (ver aquí).  Incansables veces, desde entonces, hemos solicitado que se censure al Ministro más estable del Gobierno de Castillo. Sin embargo, ante la pasividad del Congreso, el Presidente Castillo lo ha mantenido en el cargo en los 4 precarios gabinetes que ha nombrado desde que asumió el cargo en julio del año pasado. ¿Por qué el Congreso nunca ha tomado cartas en el asunto?

La congresista Susel Paredes ha estado promoviendo la censura del Ministro Silva, y hasta ayer solo habría logrado una quincena de firmas de congresistas para tal propósito. Denuncias de nombramientos indebidos, negociados ocultos, antecedentes turbios, han seguido saliendo a la luz como motivos para que dicho funcionario de alto rango sea removido del puesto. Sin embargo, según la propia congresista promotora de la censura, los congresistas no estarían dispuestos a enfrentarse a un ministro que les habría prometido obras para sus regiones. Menos aún, a puertas de entrar en un proceso de elecciones regionales a nivel nacional. Es decir, Pedro Castillo y el ministro Silva habrían entendido muy bien la dinámica del Congreso: negociados por lo bajo para que todo pase por agua tibia.

El descaro ha llegado a niveles escandalosos, incluso para nuestra política nacional tan venida a menos. No es para poco, la cartera de Transportes mueve un presupuesto inmenso que muchos políticos quieren tener a su alcance, y negocia impunemente con mafias de transporte informal que desean que cualquier avance en la Reforma de Transporte sea deshecho.

Esto nos hace pensar que podríamos estar encontrar dinámicas similares que motivarían la permanencia del Ministro “agüita” de Salud, Hernán Condori. Y es que, entendiéndose que el “hombre de chacra” es parte vital del cuoteo sindicalista con el que Pedro Castillo maneja el país, y sabiendo que dicho ministro pertenece a la parcela entregada a su socio Vladimir Cerrón, el Congreso ya debería haber actuado ante tan impresentable nombramiento en el Sector Salud. Pero, hasta la fecha, cero balas. No les interesa, no les importa.

El día de ayer, el congresista fujimorista “Nano” Guerra, indicó en sus redes que ahora sí firmarían una moción de censura (casi 4 meses después de estallado el escándalo de los audios), pero que dicho documento sería presentado por Fuerza Popular con firmas de otras bancadas. Justifica este “reemplazo” de moción declarando que la que presentó Susel Paredes no pudo ser “por su poca representatividad y formas poco democráticas”. ¿Cómo?

¿Qué ha hecho Susel Paredes que ha fastidiado tanto al resto de congresistas? ¿Será que les ha molestado que indique los motivos que le han dado sus compañeros del Parlamento para no firmar la moción? ¿Será que decir en voz alta lo que es un secreto a voces (que han negociado obras) es una forma “poco democrática”? Si la negativa a firmar una moción presentada por Paredes es porque viene de ella, y no les agrada la congresista, ¿el precio que tenemos que pagar el resto de peruanos es la indiferencia ante la permanencia por más de 4 meses de un personaje cuestionado a la cabeza del Ministerio de Transportes y Comunicaciones? ¿Así funciona la dinámica política en el Congreso? De ser así, ¡que asco!

La posición fujimorista evidencia, una vez más, el por qué muchos profesionales honestos y honrados no desearían participar jamás en política. Si para lograr que una propuesta que beneficiaría al país, uno tiene que callar los “negocios bajos la mesa” que se cocinan perjudicando “al pueblo”, ¿para qué exponerte y participar activamente en algo que no logrará concretarse?

Queremos dejar en claro a los radicales que esto no es una defensa hacia la posición política de Susel Paredes. Nuestra protesta va contra las formas de realizar “política”, que ponen como prioridad intereses subalternos antes que el bien común. Nos preguntamos, en el caso hipotético que un congresista se oponga a una contrarreforma impulsada por intereses económicos de la mayoría de parlamentarios, ¿qué probabilidad de éxito tendrá cuando aquel parlamentario pretenda presentar alguna propuesta por el bien del país? Bajo esta dinámica, ninguna. Si no se une al “negociado”, difícil que logre el “consenso”. Menos aún, con el fujimorismo. Peor aún con la izquierda que apaña todo esto con absoluto descaro (ver aquí ).

Así estamos. No se quejen cuando las voces del “que se vayan todos” hagan un ruido ensordecedor. Las han alimentado con el típico discurso que se le adjudica a Keiko Fujimori en el quinquenio anterior “No me interesa así se perjudiquen diez mil, cien mil personas…el proyecto no va”.

 

Fotos: Fuente GEC.

Autor

  • Es Administrador de la Universidad de Lima y Magíster en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la PUCP. Ha trabajado en empresas del Sector Financiero, Seguros y Venta Directa en las áreas de Marketing, Planeamiento Comercial y Compras. Realizó su Tesis de Maestría investigando el comportamiento de los parlamentarios ante las reformas de financiamiento político. “Punto Medio” es el espacio donde vierte sus opiniones, comparte su análisis político y nos da a conocer sus puntos de vista y conocimientos sobre esta pasión que siempre lo acompañó desde joven.

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