El escándalo de que el Ministro de Defensa Walter Ayala y el Secretario de Presidencia Ronald Pacheco – acreedor de un sueldo de 25 mil soles mensuales, por su cargo – habrían cometido tráfico de influencias al intentar presionar a los Comandantes Generales del Ejército y la FAP para que promovieran a allegados de Castillo, ha debilitado la imagen de la PCM.
Mirtha Vásquez, al día siguiente de estallado el escándalo, anunció en el Congreso que tomaban con seriedad las denuncias y que en las próximas horas estarían tomando las decisiones pertinentes. Esa noche, el Ministro Ayala anunció que ponía su cargo a disposición (declaración cantinflesca y vacía, porque el cargo de ministro siempre está a disposición del Presidente). Hasta ese momento, parecía que la salida del Ministro de Defensa era inminente. Los delitos imputados no eran cualquier cosa, y podrían comprometer hasta al dueño del sombrero.
Sin embargo, fiel a su estilo, Castillo no hizo nada, quitándole el piso a Mirtha Vásquez. Ni removió a Pacheco, ni a Ayala, ni presentó alguna explicación. Es más, el martes en la noche, Ayala salió “fresco como una lechuga” (como él mismo dijo que se sentía, burlonamente, al día siguiente en el Congreso) a decir que el Presidente le había pedido que lo acompañe a su viaje a Ayacucho, donde el miércoles haría un recuento de los logros de su Gobierno en estos 100 primeros días de improvisación y desastre. Tranquilísimo, le dijo a la prensa que no podría ir a Ayacucho porque tenía que estar en el Congreso.
Luego, en señal de burla a la crisis que él mismo desató, Castillo lanzó un tuit con fotos de él posando junto a los actuales jefes de las instituciones castrenses (todos con cara de autogol). En Ayacucho se le vio envalentonado cuando, demostrando lo rápido que se le subió el poder al sombrero, gritó que a él – nuestro amo y señor, único intérprete de la voluntad del “pueblo” – “nadie le pone la agenda”.
Mientras tanto, ese mismo martes circulaban en la prensa las resoluciones que estarían en manos de Castillo para hacer rodar la cabeza de la jefa de la ATU, tal cual había prometido el Ministro Silva a los transportistas (ver aquí ). También estallaba el escándalo de que el remplazo de la defenestrada jefa de la SUTRAN (otro ofrecimiento, ahora satisfecho, de Silva) sería una señorita con antecedentes por hurto, entre otras perlas asociadas a la gestión de Luis Castañeda Lossio en la Municipalidad de Lima (nombramiento que se cayó tras su intempestiva renuncia el día de ayer).
El trabajo de bombero de Mirtha Vásquez ya no estaría rindiendo los frutos que ella habría querido. El fuego – que la misma administración que representa sigue avivando – seguirá enturbiando su premierato de principio a fin. Su ausencia en Ayacucho, en el mitin del presidente-que-aún-se-alucina-candidato Castillo (porque, seamos sinceros…¡eso es lo que ha sido!), parecía un claro anuncio de que su renuncia sería inminente. Sin embargo, en la noche, la “premier” lanzó un tuit que daba entender que permanecería en el cargo.
Cabe resaltar que Vásquez demostró tener bastante muñeca política para lograr la salida de Barranzuela de la cartera de Interior, pero lamentablemente se ha visto sobrepasada por la imperiosa necesidad de este Gobierno precario de ocasionar crisis seguidas de crisis.
Mirtha Vásquez, tuvo el mérito de lograr lo que el Congreso nunca intentó hacer con firmeza: la remoción de un Ministro altamente cuestionado. Sin embargo, con su permanencia en PCM, pareciera estar asegurándose su comida diaria: sapos y culebras cada vez más grandes.
Mientras tanto, el Presidente Castillo cree que ofrecer la venta del avión presidencial es un golazo y en el Congreso parecieran estar empezando a romper la actitud pasiva que tiene un espectador de una película en el cine. 5 años así serán insostenibles.
Foto: Fuente PCM tomada de https://diariocorreo.pe/politica/mirtha-vasquez-sobre-facultades-tributarias-si-al-congreso-no-le-gusta-entonces-esperamos-una-contrapropuesta-nndc-noticia/