Por Ricardo Gálvez del Bosque
Mensajes a la Nación, acusaciones mutuas, denuncias, arrestados. En ese panorama complicado nos encontramos. Sin embargo, muchas personas que no siguen el día a día de la política están confundidos, no entienden claramente qué está pasando. Solo intuyen, por el ruido, que es algo malo. Y quizás crítico.
Por tanto, desde este espacio, vamos a hacer un esfuerzo y trataremos de condensar con términos básicos y simples este enredo. No será nuestra típica columna de opinión, sino más bien, un resumen ejecutivo.
Empecemos
El lunes en la madrugada, una fiscal llamada Marita Barreto ejecutó una operación (aprobada por un juez) que incluía allanamientos a la Fiscalía de la Nación (la jefa de su institución) y la detención de sus tres asesores directos.
¿Por qué, ah? ¿Cómo se atrevió a ir contra “su jefa”? Pues, descubrió lo que muchos intuíamos: que desde la Fiscalía de la Nación se estarían comprando votos de congresistas para fortalecer a Patricia Benavides en diversos casos. La fiscal Barreto se la jugó e investigó durante meses, y gracias a alguien del Congreso (del cual aún no sabemos su identidad) consiguió chats, audios, documentos e innumerables pruebas al respecto.
Ojo: ir contra la propia Fiscal de la Nación es fortísimo. Sospechar que ella, desde la cabeza del Ministerio Público, lidera una organización criminal es gravísimo. Y atreverse a investigarla y encontrar pruebas es una bomba nuclear.
La reacción de Benavides
Como en cualquier institución, en la Fiscalía, los chismes vuelan. Ante la inminente operación de Barreto, Benavides (la Fiscal de la Nación, es decir, la investigada), se reunió desde altas horas de la noche el domingo hasta la madrugada en su oficina con diversos fiscales que aún le son leales.
Acorralada, hizo dos cosas: despidió al asesor que pronto iban a meter preso (zafar del bulto, digamos), y decidió firmar una resolución que removía a Marita Barreto (¡sí! ¡Sacó de su puesto a quien la estaba investigando y que estaba por allanarla con las manos en la masa!). Maniobra torpe y descarada, ¿cómo se le ocurre sacar a quien la está investigando así porque sí?
¿Qué hizo el asesor despedido? La de los vivos: corriendo se fue a una clínica y fingió una “descompensación” para que no lo apresen. Menos mal, los doctores no siguieron el juego del corrupto y le dieron de alta. Resultado: salió enmarrocado del centro de salud.
Ya, ¿pero qué tiene la Fiscal Barreto contra la FN Patricia Benavides y sus asesores?
¡Un montón! Resulta que, el paparulo de su asesor Villanueva (sí, el que se hizo al enfermito para que no lo lleven a la cana) tenía múltiples chats y audios con congresistas a los que les prometía, a nombre de la FN el archivamiento de sus casos a cambio de que voten a favor de “necesidades” de Patricia Benavides. ¡Delito por dónde se le mire!
¿Qué se puede ver en los chats? Que la Fiscalía de la Nación ofreció archivar casos de “Los Niños” del Congreso, a cambio de que hicieran diferentes cosas. Entre ellas: Sacar a la JNJ (la que nombra, sanciona y destituye a Fiscales como ella), nombrar al Defensor del Pueblo (quien es el que dirigiría la comisión que nombraría a una nueva JNJ) y que el Congreso inhabilite a una Fiscal Suprema que era enemiga de Benavides (Zoraida Ávalos. No voy a profundizar más sobre eso, porque los pierdo).
En concreto: habría comprado votos del Congreso como Montesinos. Claro, la moneda de cambio no fueron fajos de billetes, sino IMPUNIDAD. Y cumplieron ambas partes: tanto para lo de la inhabilitación de la Fiscal Ávalos, como para lo del Defensor del Pueblo.
¿Y esos mensajes a la Nación del Lunes? ¿Qué pasó ahí?
Benavides, acorralada, quiso hacerse a la vivaracha y quizás pensó: “¡Ah, no! A mí no me agarran sola. Esta encerrona seguro que viene del Ejecutivo. Dispararé hacia allá y desviaré la atención”. Ajá. Ya. Todos somos idiotas, pensó.
Así, en un mensaje descabellado, no respondió a ni una de las acusaciones que pesan en su contra (con abundantes pruebas), sino que anunció que estaba denunciando constitucionalmente a Dina Boluarte por asesina. “¡Yeah! Con eso me vuelvo popular”, habrá imaginado en su mente de hormiga.
Y, ¿Dina qué dijo?
Con sonrisitas en la cara, dio un mensaje a la Nación respondiéndole a Benavides. En resumen, le dijo: “Estimada, no desvíes la atención hacia mí, que tú te estás hundiendo porque te agarraron con las manos en la masa. ¿Quieres investigarme por asesina? ¡Dale! Pero esto no tiene nada que ver conmigo. Adiós, amiga”. Es decir, ya no son BFF’s.
Y, ¿ahora qué va a pasar?
La acusación contra la Fiscal de la Nación no es solo grave por el delito en sí mismo y por los resultados que obtuvo comprando votos. Es grave porque, para bailar tango, se necesitan dos. Es decir, del otro lado habrían más de 30 congresistas que vendieron su voto. Entonces, tenemos a un Congreso quemadazo con este escándalo.
Por el lado de Benavides, la cosa está fregada. Las pruebas son fuertes, y los audios ya empezaron a filtrarse. Pero, a pesar de que el resto de fiscales supremos ya le pidieron que renuncie (¡por escrito!), la señora está en negación tirando barro con ventilador y disparando a quien se le cruce. Los únicos con el poder constitucional de suspenderla y luego destituirla (tras un debido proceso) son (redoble de tambores, por favor): la JNJ.
¡Sí! ¡La que se quería tumbar Benavides en contubernio con el Congreso! El problema es que la Junta se ha tomado su tiempo para que el proceso de suspensión que saque a “la gata en el despensero” (Benavides, pues) sea impecable y legalista. Y es que, no se puede dejar en la cabeza de la institución que investiga el delito a la propia investigada. ¡Es de locos!
Mientras más se demore la suspensión que deberá oficializar la JNJ, más acciones entorpecedoras cometerá la fiscal Benavides. Además, corren el riesgo de que el Congreso los defenestre, por lo que se necesita celeridad.
Dicen que las ratas, cuando están acorraladas, resultan actuar de manera más salvaje. Disculpen la dureza, pero luego de verla disparar contra Boluarte, sacar a varios fiscales, y anunciar – entre líneas – que no caerá sola, la comparación parece no ser muy exagerada.
Porque, si Benavides y su equipo tienen chats y audios de compras de votos con el Congreso…¿qué nos hace pensar que no habrían de haber aplicado estrategias similares con el Ejecutivo? Así que, esta crisis es de pronóstico reservado.
Imágenes: Difusión. Composición PUNTO MEDIO