Por Gabriel Moreno Alcántara
Para nadie es ajena o desconocida la trágica guerra que se ha desatado entre Israel y el grupo extremista-terrorista Hamás, ubicado en Palestina. Y aun cuando el contexto histórico, geopolítico y sociológico sea vasto y amerite una explicación aparte, no puede negarse que la tensión estalló en una fatalidad inadmisible, con ya más de 3 mil muertos y diez veces dicha cifra en heridos, haciendo un corte sumamente somero. Miles de familias se han visto en la extrema necesidad de tener que huir de sus hogares para refugiarse en otras regiones o incluso migrar del país a fin de estar a salvo.
Ante hechos como estos, es tarea de cada país velar por compatriotas que se encuentren o viviendo en alguno de estos dos estados o de visita/viaje dentro de ellos, coordinando a la brevedad posible su empadronamiento, monitoreo, apoyo integral y la eventual coordinación para que retornen a su país de origen o sean trasladados a un país ajeno al conflicto. Estados Unidos, Canadá, varios en Europa, México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, entre otros, han ya desplegado recursos y aviones para trasladar a l@s connacionales a un sitio seguro. ¿Y el Perú?
Pues bien, de plano comentar que el Perú no cuenta con ningún avión intercontinental que pueda cubrir un viaje tan largo como de aquí a Israel con ninguna o al menos una parada. El avión que usa Boluarte como “presidencial” es uno que le presta la FAP, pero que no tiene el alcance intercontinental que una situación de la actual envergadura requiere. En paralelo a este preocupante contexto, la presidenta del Perú tenía una gira por Europa y no se le ocurrió mejor idea, a sabiendas ya de la crisis en Israel y que habían compatriotas varados allá, que usar el avión prestado por la FAP para que la traslade a Sttutgart, Berlín y Roma. Es decir, por la gira completa cuando tranquilamente Cancillería y l@s funcionari@s correspondientes podían coordinar que el avión deje a Boluarte y su comitiva en el primer punto: Sttutgart y luego tod@s continúen los viajes vía tren, siendo estos tan eficientes en Europa.
Y es que el timing y las formas son tan vitales en política que es hilarante cómo Boluarte, la canciller Gervasi, el premier Otárola y compañía no hayan sugerido un cambio de agenda dada la gravedad del a guerra en Medio Oriente y el peligro que corrían l@s peruan@s allá, más aun cuando el embajador de Perú en Israel, Manuel Cacho-Sousa, se presentaba en cuanto medio televisivo o comunicacional podía para dar calma a familiares y comentar minuto a minuto sobre la tensa situación que se vivía en la región asiática. Mientras que el embajador arriesgaba incluso su propia vida para asegurar la de nuestros connacionales, la presidenta viajaba cómoda y protegida en el ‘avión presidencial’…¿¡dónde estamos!?
Toda la gira de Boluarte sólo conllevó a más críticas, cuestionamientos y hasta inclusos memes por la vestimenta y el rostro del propio papa en la reunión dentro del Vaticano. ¿Propuestas atractivas de negocios? Ninguna. Y aun cuando se tomen fotos, videos y demuestre afecto por doquier una vez se encontró con l@s peruan@s rescatad@s ya en la ciudad de Roma, esto no borra cuán frívola y poco empática fue la decisión de no comunicar antes de partir de Perú hacia Europa cuál iba a ser la misión del avión de la FAP. Que Boluarte y compañía no se olvide jamás que el fin supremo de un estado es velar por la protección de la ciudadanía y del territorio.
Imagen: Presidencia