Por Gabriel Moreno Alcántara
El polémico y más reciente viaje al extranjero de la presidenta Dina Boluarte trajo una serie de cuestionamientos sobre la eficiencia de asesores y de la propia Cancillería peruana. ¿Y por qué el cuestionamiento al ministerio de Relaciones Exteriores peruano? Pues debió haber sido de los objetivos principales para este viaje el buscar y negociar reuniones bilaterales, multilaterales o encuentros con agenda cerrada entre la presidenta peruana y otros mandatarios internacionales. Aun cuando Boluarte tenga serios cuestionamientos y problemas con la ciudadanía, los intereses del país van por delante y el personal de Cancillería, profesionales de tremendo prestigio a nivel internacional, tenían los recursos para poder conseguirlo y no sucedió.
De los 3 días centrales, la agenda oficial de la presidenta tenía 2 reuniones en la primera fecha, 2 en la segunda y 6 en la tercera. ¿Mandatarios de peso o estratégicos para los intereses del Perú? Únicamente Gabriel Boric, presidente de Chile. Las otras personas fueron el presidente de Paraguay, el director general de la ONU, el vicepresidente de China únicamente para suceder la presidencia de APEC, pero nada adicional…
¿Por qué no se obtuvo una reunión agendada y de peso con Lula para el tema de medio ambiente? ¿Con Biden para temas de inversión? ¿Trudeau, Macron o el príncipe de Gales en representación del Reino Unido? Simplemente no hubo siquiera la opción…
El Perú viene atravesando por el serio riesgo de entrar en recesión por los estancamientos en la minería y agricultura. Con este marco serio, la astucia de la Cancillería para poder sacar mayores frutos de la presencia de la presidenta en New York debió hilarse mucho más fino. Lejos de ello, la presidenta “gobernó en remoto” para declarar en Estado de Emergencia a dos distritos de Lima Metropolitana y uno en Piura, tomando totalmente en sorpresa a la prensa y ciudadanía. Entonces, cuando la prensa intentó sacar opiniones del ministro MIDAGRI, este declaró que “los trapos sucios hay que trabajarlos en casa”. ¿Perdón? Si la presidenta pidió la ley para que pueda ella viajar al extranjero y gobierne en remoto (con toda la inconstitucionalidad que desde este espacio hemos manifestado existe con esa ley que intenta reformar la Constitución), tiene la obligación de declarar y dar explicaciones a lxs peruanxs sobre cualquier decisión que ella y su gabinete tomen. Entonces, no sólo fue un viaje pobre de resultados internacionales, sino también desatinado por la pésima gestión remota de Boluarte.
Corren rumores que existe un tremendo malestar dentro de Torre Tagle al no saber con exactitud qué pasó con este viaje de Boluarte y el pobre rating que obtuvo. Si bien la presidenta carga sus propios pasivos políticos, era tarea encomendada por funciones oficiales de la propia canciller Gervasi. No olvidemos que si los motores económicos internos comienzan a fallar, pero también lo hace la cercanía de la mandataria peruana con sus pares de países estratégicos, la ruina peruana se va a terminar por materializar. Mucho ojo.
Imagen: PCM