Por Ricardo Gálvez del Bosque
Hace años, hay una salida de una vía expresa que es burlada por todos los conductores temerarios que deciden hacer un giro a la derecha, estrellándose con quienes vienen por la auxiliar (al meterse en contra), y encontrándose cara a cara con los carros que vienen en sentido correcto por la avenida que está en la intersección. La lógica no importaba, con tal de “robar” unos segundos (sí, segundos. El giro correcto, literalmente, está a 50 metros sin ningún semáforo de por medio).
Los vecinos han reclamado varias veces que respeten el muro que hay, que impide ese giro temerario. El cartel de “prohibido el giro” se lo tumbaron hace tiempo los conductores. Obviamente, ninguna autoridad lo repuso. Igual, dicha señalización sería innecesaria y redundante: no se gira cogiendo dos tramos en contra. Cualquier conductor con criterio, quienes aparentemente están en vías de extinción, lo sabe.
No mentimos al afirmar que en esa esquina hay, por lo menos, dos accidentes mensuales. Algunos terminan con gente volando por la calle, con ambulancias, y con carros y pasajeros magullados. Gritos, reclamos, peleas, y ya. 10 Doritos más tarde, nos olvidamos del tema y seguimos la vida bajo el caos.
Pero, algo pasó la semana pasada. Lamentablemente, un motociclista que iba en el sentido correcto (sí, los hay) terminó siendo arrollado por un miserable imprudente que lo embistió. Los golpes lo dejaron inconsciente y se necesitó ayuda médica inmediatamente.
Gracias a este innecesario sacrificio humano, al fin las municipalidades (Barranco, Miraflores y Lima, ya que ese cruce está entre un límite de distritos y cogiendo una vía principal) parecieron entender el problema y decidieron poner cartas en el asunto. Pusieron unos bloques temporales que dificultaban, aún más, que los carros se metan en contra. Por lo menos, así ya no lo podían hacer a grandes velocidades.
El resultado social fue la violencia y la estupidez humana. La gran mayoría, con lógica, avanzó 50 metros más para girar correctamente a la derecha. Pero, cada 15 minutos, los vecinos pudieron observar a por lo menos 5 infractores haciendo malabares para meterse en contra y arriesgar la vida de la gente.
Algunos increpados, lejos de reconocer sus errores, actuaban con violencia y golpearon a peatones. “¿Acaso eres policía?”, increpan mientras golpean. Saben, pues, que viven en la tierra de la impunidad y que ellos son los que reinan y gobiernan.
La lógica te dice que, si eres un infractor sin principios, tomas ese camino para obtener algún beneficio. Pero, teniendo a 5 segundos más adelante la salida correcta, ¿por qué demonios decides demorarte 45 segundos haciendo malabares para meterte en contra? Y, ¿por qué recurres a la violencia cuando te lo indican? No lo sabemos, quizás algún psiquiatra pueda darnos luces sobre el asunto.
Panamericana TV expuso el caso en su noticiero (ver reportaje aquí ). La respuesta de los infractores fue alucinante. Y leer en redes a los que defienden a los infractores, deprime indigna. ¿Será que la sociedad se ha podrido?
Tras el escándalo (menor, dentro de la cantidad de noticias policiales en Lima), las autoridades de la Municipalidad de Miraflores decidieron premiar a los infractores y retirar – este lunes a las 11 de la mañana – los muros de contención. Ahora, el giro prohibido se hará a mayor velocidad, incentivando los choques violentos con potenciales víctimas que, ojalá, no sean mortales.
La cuenta de Twitter de Alerta Miraflores, el lunes indicó lo siguiente al respecto:
“Queremos comentarte que, luego de colocar los jerseys la semana pasada, los estamos retirando temporalmente mientras hacemos las coordinaciones necesarias con las autoridades competentes para casos de tránsito en vías metropolitanas.”
¿Lavado de manos? No. Desde este espacio no lo permitiremos, pues los haremos responsables por las víctimas de esta imprudencia. Y es que, lo serán. No hay forma de escaparse de eso, han decidido – deliberadamente – premiar a los infractores, mirar hacia otro lado. Vivimos, pues, en la jungla.
Este es un caso simple, minúsculo, quizás irrelevante en medio de una ciudad caótica. Sin embargo, creemos que es el reflejo de muchas cosas que están mal en el país:
- Impunidad
- Falta de consciencia social.
- Violencia
- Falta de autoridades que hagan respetar las normas.
- Falta de educación y civismo.
- Principios trastocados.
- Autoridades cómplices con los infractores.
Por otro lado, cabe preguntarnos algunas cosas. Si una buena parte de los conductores justifican con violencia sus maniobras temerarias, ¿sería lógico pensar que actuarán como ciudadanos ejemplares en otros ámbitos? Probablemente no, ¿no?
Somos de la idea de que muchos conductores reflejan sus principios, y quiénes son realmente, cuando están tras el volante. Quizás éste sea un factor por el cual tenemos las autoridades que tenemos, quizás sí son representativas y por eso “mochan sueldos” y cosas similares con absoluta impunidad. ¿Total? Todos lo hacen, ¿no?
No hay posibilidad de construir ciudadanía si nuestros principios están trastocados. No hay forma.
Imágenes: Propias. Composición PUNTO MEDIO.