Por Ricardo Gálvez del Bosque
El día de ayer pasó casi desapercibida una noticia que queremos resaltar. Tras años de denuncias gravísimas contra el Sodalicio de la Vida Cristiana (SVC), Vaticano da unos pasos certeros rumbo a un desenlace que traiga justicia para las víctimas de ese movimiento.
El anuncio de la llegada de una comisión enviada por el Papa Francisco, la cual realizará investigaciones contra el SVC y emitirá sus conclusiones al Sumo Pontífice de la Iglesia Católica es una noticia que nos trae esperanzas. Acostumbrados a la impunidad con la que se han manejado muchos de estos casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica, ésta buena nueva cambia la dirección del tratamiento de estos males que aquejan a dicha institución desde hace buen tiempo.
La comisión que vendrá la próxima semana será integrada por dos expertos en el tema: Charles Scicluna y Jordi Bertomeu. Scicluna ha investigado varios casos de esa índole, incluido el de Marcial Maciel, quien terminó con una denuncia de Vaticano por haber creado un sistema que permitió el abuso sistemático de menores de edad. Bertomeu, por su parte, es un hombre de confianza de Bergoglio, y participó en la investigación que se realizó sobre los casos de Juan Barros y el sacerdote Fernando Karadima.
Se espera que ante la abundancia de pruebas que se han expuesto sobre los casos de abusos del SVC, el informe que resulte de dicha investigación sea contundente para que el Papa tome la decisión final sobre dicho movimiento que tanto daño ha hecho a muchas personas. Tras años de impunidad y de persecución hacia las víctimas y denunciantes del poderoso SVC, finalmente la esperanza está puesta en que la verdad se abra paso.
Periodistas como Pedro Salinas, Paola Ugaz y Daniel Yovera han dedicado varios años de sus vidas a investigar los casos de abuso de este movimiento poco santo. Su labor les ha hecho merecedores de una persecución judicial implacable que ha pretendido silenciarlos en muchas oportunidades. Sin embargo, las voces de las víctimas han prevalecido sobre el ruido de aquellos que pretenden encubrir a sus victimarios.
Leer los múltiples testimonios de las víctimas, la forma en la que se llevaba acabo el adoctrinamiento dentro de ese movimiento, el culto a la personalidad de su fundador Figari, los maltratos físicos hacia jóvenes en formación, las técnicas de lavado de cerebro que aplicaban junto a la supresión del pensamiento crítico, además de los abusos sexuales que se cometían con impunidad y encubrimiento de sus miembros resulta escalofriante para cualquiera. Por tanto, hay mucho que agradecerles a los periodistas que han hecho el trabajo de bajar hasta los más aterradores infiernos en búsqueda de la verdad.
Desde este espacio, no dudamos que existan personas de bien que se hayan adherido a dicho movimiento con intenciones loables y buenas. Sin embargo, no podemos desconocer que, desde su fundación, el SVC ha tenido en su seno y en su carisma fallas de origen que han ocasionado daños irreparables. Ojalá que, con el trabajo de esta comisión, se logre algo de justicia en la tierra.
Imagen: Difusión