Por Gabriel Moreno Alcántara
Dina Boluarte, presidenta del Perú, cambió nuevamente de opinión. Si bien en un inicio de su gestión propuso un adelanto de elecciones y que su gobierno sería transitorio, el pasado viernes confirmó que el adelanto es un tema cerrado y que ella se queda hasta el 2026. Un comentario completamente desconectado de la realidad nacional y del sentir de muchas regiones, empezando por las directamente afectadas con las protestas de diciembre y enero pasados. Este desatino de la presidenta sólo termina de confirmar el pacto tácito entre Ejecutivo y Legislativo para quedarse tod@s hasta el 2026.
Lo que sorprenden en demasía es la pobreza en el criterio de los asesores de la presidencia. ¿Cómo no existió un plan para ‘entrenar’ a Boluarte sobre qué temas puede abordar y qué temas son mejor tocarlos de una manera asertiva? La verdad es que este desliz de Boluarte ha azuzado a miles de personas que sufrieron los estragos de las protestas y se han organizado para la “tercera toma de Lima” de cara al 19 de julio, días antes del aniversario patrio. Hasta lo que se ha conocido a través de la prensa, Puno estaría enviando a más de 11 mil personas y otras regiones estarían enviando grandes comitivas para que se sienta el rechazo de la población a la decisión de la presidenta. Cierto es que el nivel de agresividad y vandalismo puede llegar a ser tan alto como en las veces anteriores, por lo que se debe estar prevenid@.
En otro momento de la alocución de la presidenta, esta manifestó “¿cuántas muertes más necesitan?”, terminando de indignar a la ciudadanía en su mayoría. O intenta asustar a las masas o simplemente habló su subconsciente radical/marcial, al que poco le importa la vida humana con tal de recuperar el orden. Viniendo de una presidenta, el comentario dejó mucho que desear. Cuesta avizorar que la gestión de Boluarte llegue a completar su mandato dado el cúmulo de torpezas y la acumulación del malestar civil; asimismo, no debemos olvidar que pasado el 28 de julio del 2025, el Congreso ya no podría ser disuelto, pero la presidenta aún podría ser vacada, por lo que la ‘luna de miel’ entre ambos Poderes podría terminar precipitando el fin de Boluarte. Habrá que esperar a cómo se desarrollan las nuevas protestas a darse en la capital y en otras ciudades del país.
Imagen: Martin Mejia/picture alliance