Por Martín Hernández Berrocal
El flamante ministro de Trabajo, Antonio Varela, habría copiado más del 54% de su tesis doctoral. Con ello, se estaría uniendo al infame grupo de personalidades políticas que, de una manera u otra, han obtenido títulos de posgrado de una manera que, a primeras impresiones, no es la más idónea.
Sin embargo, más allá de que políticos como César Acuña, Pedro Castillo y su esposa Lilia Paredes, Betsy Chávez, el nuevo ministro del MTPE, entre otros, hayan querido, de manera consciente o no, realizar estos actos, hay un tema que salta a la luz de manera exponencial, y por lo cual se debe luchar de manera frontal: La educación, la ética y los valores están en crisis en nuestro país.
En un mundo globalizado como el que vivimos, con abundantes mecanismos de información y verificación (incluso la IA cuenta con sus propios programas), el querer aplicar los comandos “copy-paste” para terminar rápidamente un texto, es por lo menos ridículo. Si partimos por la raíz, “El plagio es presentar trabajos o ideas de otra fuente como propios, con o sin el consentimiento del autor original, incorporándolos a su trabajo sin reconocimiento completo”. (Texto tomado de la siguiente página en inglés y traducido al español por Google Traductor, click aquí).
Ahora, ¿por qué digo que está en crisis la educación, la ética y los valores? Es simple.
Desde que estamos en época escolar, nos enseñan a que debemos trabajar con honestidad, leyendo y buscando la información necesaria para complementar nuestro conocimiento. Además, nos enseñan a que, en caso debamos citar a otro autor, sea para profundizar más una idea, o porque el punto de vista que sustentas será más sólido, debemos hacerlo de la manera apropiada.
No obstante, cuando quieres aplicar la ley de “Pepe el vivo”, estás no solo tomando algo que no es tuyo, sino que además no estás esforzándote lo suficiente como para ir “más allá” y buscar más fuentes de información. El plagio, que es una suerte de robo, no solo es ilegal, sino que hace quedar a quien lo comete como un perfecto ignorante, incapaz de buscar contenido y que, creyendo que, si utiliza los comandos “control C” y “control V”, nadie se dará cuenta. Aquí, merece un punto aparte la rigurosidad de los profesores. En la actualidad, contamos con una infinidad de programas que detectan cuánto es el porcentaje de material sacado de otros sitios web. Es cuestión simplemente de ajustar los mecanismos de exigencia, enseñar e incentivar las buenas prácticas.
Yo insisto en mi punto inicial: La educación en Perú está en crisis, y mientras no cambiemos nuestra idiosincrasia, mientras no nos demos cuenta de que siendo como “Pepe el Vivo” no vamos a llegar lejos, mientras nuestra educación no complemente su conocimiento teórico con las buenas prácticas en la sociedad, nunca podremos vivir en el Perú que siempre hemos soñado.
A pesar de ello, yo sí mantengo la esperanza de un Perú mejor.
Pongamos nuestro granito de arena.
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