Por Martín Hernández Berrocal
Mucho se habla de que la educación se ha vuelto un servicio más que un derecho. Una “oferta y demanda”, más que una necesidad. Y no están equivocados. Se comenta, también, sobre la Reforma Educativa.
Sin embargo, para hablar de dicho tema, primero debemos garantizar una educación básica con un mínimo de calidad. Un trabajo en conjunto entre el Estado y el sector privado, cada uno desde sus competencias, será primordial para el desarrollo del niño. Aquí un ejemplo de cómo podría gestarse:
Pablito es un niño de un pueblo recóndito del Perú. Él tiene que caminar unas 3 horas para llegar al colegio (ya que en su pueblo no hay una escuela, debe desplazarse al lugar más cercano). Ahí, las clases se dictan sin pizarra, sin materiales ni útiles que permitan una comprensión adecuada. Al acabar clases, Pablito debe regresar para realizar sus tareas, las mismas que a duras penas puede completar puesto que no hay luz en su casa, y requiere de unas velas para realizarlas.
¿De qué aspectos podría ocuparse el Estado? ¿De qué manera puede ayudar el sector privado? La respuesta la dejo a criterio de cada uno de ustedes, estimados lectores.
Luego, viene la etapa universitaria. Al igual que Pablito, miles de peruanos deciden migrar a Lima en búsqueda del ansiado sueño de tener una educación superior y ser alguien en la sociedad. Sin embargo, apenas arriban, ven una oferta que, si bien es asequible (no tanto, pero con esfuerzo la podrían pagar), a veces suena muy perfecta para ser verdad.
Universidades encima de chifas, con procesos educativos que no aseguran una visión holística de la carrera, entre otras deficiencias, se posicionan frente a quienes necesitan estudiar. Lamentablemente caen en sus malévolas garras y se ven afectados por el simple capricho de algunos disque empresarios que solo buscan lucrar a costa de los sueños de otros. Desafortunadamente, la entidad que vela por la calidad educativa está a punto de desaparecer, y con ello la fiscalización para asegurar una educación de calidad.
Por eso, la defensa de la Reforma Educativa General debe ser una prioridad en este y los futuros gobiernos. Establecer reglas claras, con una adecuada distinción respecto a los roles que le compete al Estado, y con una apertura al diálogo y trabajo en conjunto con el sector privado, con profesores y representantes universitarios preparados e idóneos, con experiencia comprobada y elegidos de manera meritocrática y no “a dedo”. Solo así evitaremos que más “empresas” creen centros educativos “como cancha”, con “fachadas de tecnopor”, e instalaciones que dejan mucho que desear, solamente porque se dedican a jugar con la necesidad de una persona que realmente quiere ser alguien en la vida y que lucha por cumplir sus sueños.
No les cortemos las alas a los miles de “Pablitos” a nivel nacional. Ellos en un futuro podrían tener la solución a nuestros problemas actuales.
Imagen tomada de https://www.exitosanoticias.pe/columnistas/opinion-fermin-silva-educacion-peru-mundo-n77929/amp