Por Ricardo Gálvez del Bosque
Seguimos entrampados en un callejón sin salida gracias a la irresponsabilidad de los congresistas que elegimos en el 2021. Cada propuesta que se ha votado en el Pleno para adelantar las elecciones es torpedeada por un extremo o ambos en simultáneo, logrando que nunca se lleguen a alcanzar los 87 votos, y muchas veces ni siquiera mayoría simple (que permite que la ratificación del proyecto sea vía referéndum).
Han pasado a mejor vida las propuestas que contemplaban elecciones generales en el 2024, elecciones complementarias en diciembre del 2023, elecciones en julio del 2023 (irrealizable por cronograma, pero, ¡ya qué importa!) en combo con un referéndum para consultar a la población sobre una eventual Asamblea Constituyente. Y así.
Encima, para fastidiar más a la ciudadanía, cada proyecto se ha votado en sesiones complicadísimas y ridículas hasta el infinito. Además de tener que observar las malacrianzas de muchos de nuestros legisladores y escuchar las mentiras descaradas que sueltan desde sus curules, cada negativa ha tenido que pasar por un carrusel de emociones patética.
Se votan, se reconsideran, se rechazan, regresan, se votan las reconsideraciones de la reconsideración, se caen, las llevan, las traen, las regresan. Dan más vueltas que un pollo a la brasa, y al final el resultado es exactamente el mismo: no se aprueba nada. Nada de nada. Burla tras burla, logrando que la ciudadanía se indigne y los rechace cada vez más.
No hay manera de explicarle a un periodista extranjero lo que se está viviendo en este Congreso sin sentir vergüenza. Es un circo de pésima calidad, y todos los espectadores parecemos ser rehenes de unos irresponsables payasos que juegan con fuego y que desprecian a sus propios electores.
Han seguido apareciendo más propuestas que no tendrían éxito. Ayer, Alejandro Cavero ha tenido el descaro de lograr archivar (en alianza con la extrema izquierda) el proyecto del Ejecutivo (elecciones generales en octubre del 2023). Con este hecho, prácticamente se elimina cualquier posibilidad de adelanto electoral ya que el fin de la legislatura está a la vuelta de la esquina.
Queda en evidencia que el acuerdo tácito de los congresistas es proponer tonterías maximalistas con la clara intención de boicotear cualquier proyecto de adelanto electoral. ¿Creerán que así lograrán tontearnos hasta conseguir quedarse hasta el 2026? ¿Quién los asesora? ¿La Chimoltrufia?
Tienen hasta el 10 de febrero para inventarse alguna salida. De no ponerse de acuerdo, la única forma de adelantar las elecciones sería con la renuncia de Dina Boluarte. El problema es que, si se da esa situación, uno de esos 130 congresistas que tanto han trabajado para ser repudiados tendría que asumir la Presidencia interina y convocar a Elecciones. Y como sabemos, hay tantos obtusos en este Congreso que no nos sorprendería que no se pongan de acuerdo sobre quién debe asumir y tengamos días de vacío de poder, que elijan a un impresentable y que luego decidan que solo se convocarán a elecciones presidenciales.
¿Ya hemos tocado fondo? ¿O todavía podemos caer más bajo?
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