Por Ricardo Gálvez del Bosque
Empieza el 2023, y creemos que es buen momento para saber identificar definiciones correctamente. Así podremos empezar con el pie derecho un año que aún está lleno de incertidumbre política.
Ante las protestas que se avecinan y empezarían esta primera semana de enero, creemos que es importante que pongamos los puntos sobre las íes y digamos las cosas por su nombre. La legítima protesta debe estar garantizada en nuestro ordenamiento jurídico democrático. Sin embargo, hay que decirlo claramente: tomar carreteras, secuestrar empresas privadas, invadir aeropuertos, son delitos. Eso no es protesta.
Por tanto, no digamos que “manifestantes” toman un aeropuerto o queman la Fiscalía. Esos no son manifestantes, son delincuentes. Tildarlos de protestantes o sus equivalentes relativiza el delito, pero al mismo tiempo mancha las legítimas protestas.
Pero, así como no todo es blanco o negro, bueno o malo, también es importante aclarar que nadie debería morir a manos de las fuerzas del orden. Defender el estado de derecho no implica dispararle al cuerpo a personas que están protestando, peor aún a aquellos que están tratando de ayudar a heridos. Cada una de las muertes debe ser investigada individualmente, y la justicia debe determinar las responsabilidades e impartir las penas que correspondan.
No todos los que protestan son vándalos, azuzadores, “terrucos”, violentistas. Existe un real descontento popular, y negarlo es un ejercicio bastante ignorante. Sin embargo, sí hay que reconocer que existen este tipo de personas entre algunos de los manifestantes. Es difícil, pero hay que separar la paja del trigo.
No se puede tildar a todo izquierdista de terruco, ni tampoco de facho a todo simpatizante de la derecha. Sin embargo, hay que reconocer que existen bastantes fachistas en las filas de la derecha, y al mismo tiempo existen varios simpatizantes del MOVADEF en muchos movimientos de izquierda que Pedro Castillo ha apoyado abiertamente. No tapemos el sol con un dedo.
Un diálogo fructífero no nace de una amenaza violenta, por tanto, resulta bastante difícil que el Gobierno se siente a dialogar con interlocutores dispersos que realizan manifestaciones no pacíficas que lindan con el delito y que hacen pedidos irrealizables (elecciones para ahorita, que renuncien todos y se instaure una anarquía). Es indispensable que los pedidos ciudadanos sean expresados de manera pacífica, y que estos sean claros, concretos, realizables y negociables.
¡Feliz 2023!
Foto: Foto: ALDAIR MEJÍA (EFE). Tomada de https://elpais.com/internacional/2022-12-13/por-que-escala-la-protesta-en-peru.html