Por Ricardo Gálvez del Bosque
¡Qué tal negocio el de las universidades bambas! ¡Eh! Millones de soles, cientos de interesados.
“¿Por qué no darle carta abierta a los dueños de universidades bambas para que sigan estafando a sus estudiantes? Si, al fin y al cabo, es un problema a largo plazo que solo afecta a los que menos tienen, no a los que ayudamos a estos millonarios. Si los estudiantes – y sus familias – quieren pagar por un título inservible, ¿quiénes somos nosotros para impedírselos? Ganan todos: universidades no licenciadas, alumnos con un cartón decorativo que pueden enmarcar con orgullo. Todos felices, ¿cuál es el problema?”
Con estos argumentos, que claramente no dicen a viva voz, diversos magistrados del Tribunal Constitucional (TC) y la mayoría de parlamentarios se han tumbado a la SUNEDU. Otra justificación que usan maliciosamente es que, dicha entidad es un organismo caviar y a ellos hay que expectorarlos con pesticidas como la peor de las plagas. Porque, si la entidad cuenta con miembros que exigen mejoras en el sistema, buscan meritocracia, o trabajan para mantener estándares de calidad en la educación universitaria, es un nido de caviares, pues.
“¿Qué se han creído estos caviares? ¿Qué? ¿Se creen superiores para exigirnos estándares mínimos? ¿Por qué tenemos que responder a esos rojitos de salón? Si yo quiero hacer mi universidad, y la gente quiere entrar a mi institución, ¿quiénes son ellos para ponerme regulaciones? ¿Por qué van a limitar mis ganancias?”
Así, las universidades “fachada” (que de esas había varias, literalmente) han trabajado consistentemente para lograr tumbarse la reforma universitaria. Tú me pagas, yo finjo que te enseño algo, y luego te doy tu cartón a nombre de la Nación. Finalmente, tras años de luchas infructuosas, lograron que el Congreso apruebe una ley para que ellos mismos puedan elegir a los miembros del ente que debería regularlos. Al fin son juez y parte.
¿Se imaginan que los delincuentes puedan elegir al juez y fiscal que los tenga que procesar? ¿Se imaginan que los miembros de OSIPTEL fueran elegidos por Movistar, Claro y Entel? ¿O que los jugadores de un partido pudieran elegir, de entre sus filas, a uno de sus compañeros de campo para que sea el árbitro de un partido de campeonato? No, ¿no?
Bueno, pues, el magistrado del TC César Ochoa, ha brindado entrevistas lamentables explicando los alcances de su lamentable fallo. La explicación es simple. Él y sus compañeros consideran que los elegidos por las universidades, apenas asuman como parte del directorio de la SUNEDU – como por arte de magia, ¡zas! – dejarán de ser representantes de las universidades. Listo. Ahora son SUNEDU, no son representantes de nadie más. Varita mágica, pócima milagrosa, giro de 180 grados. ¿Conflicto de interés? ¿Qué? Eso no existe, son fábulas. El TC, en la práctica, ha dejado que los gatos tomen el despensero.
¿Qué nos queda tras este duro golpe? Uno: identificar las universidades que estafan y evitar inscribirnos en ellas. Dos: algunos ven como manotazo de ahogado que el MINEDU realice una reglamentación a la ley que impida graves copamientos (bien difícil que un reglamento cambie el sentido de una ley). Tres: identificar a los congresistas y bancadas que jugaron sucio por intereses millonarios para castigarlos severamente en las siguientes elecciones. Cuatro: votar bien para elegir a representantes al Congreso que garanticen derogar esta nefasta ley y continuar avanzado la reforma.
Hay otras acciones de inconstitucionalidad presentadas por distintas organizaciones que aún no han sido atendidas. Pero, vamos, el TC ya demostró que en este tema está de la mano con el Congreso, así que no creemos que haya muchas esperanzas por ahí. Por el momento, depende de la ciudadanía.
Imagen: Composición PUNTO MEDIO. TC tomada de https://idehpucp.pucp.edu.pe/analisis1/por-que-es-importante-prestar-atencion-a-la-eleccion-del-tribunal-constitucional/ SUNEDU tomada de https://www.sunedu.gob.pe/sunedu-realiza-supervision-universidades-durante-emergencia-covid-19/ Fuego: Foto de Ricardo Gomez Angel en Unsplash