Por Ricardo Gálvez del Bosque
Teníamos un “almacén” construido de manera precaria, con materiales de dudoso origen, sin un diseño arquitectónico profesional. Pero ahí estaba, lo llamábamos “almacén” porque cumplía las funciones de uno, en el papel. Pero, vamos, no lo era formalmente. Era una edificación mal diseñada en donde se guardaban todo tipo de mercancías sin ningún orden, sin una lógica clara.
Se advirtió de las pésimas conexiones eléctricas que se tenían, muchas de ellas hechas desde la informalidad. Las paredes no eran sólidas, y solo la mitad de las cañerías y grifos tenían acceso al servicio de agua y desagüe. El techo no era seguro, tenía huecos, ¡menos mal que no llovía en la zona en que se encontraba, porque sino las filtraciones podrían ser fatales!
Aún así, parecía cumplir su propósito. Financieramente sus números estaban en azul. Sin embargo, las pérdidas por robo o desaparición de mercancía (al no contar con un buen sistema de seguridad) eran cuantiosas. Colocar tu mercadería en él era riesgoso, solo los más osados se atrevían por múltiples conveniencias.
Los trabajadores que estaban en las zonas que tenían buen alumbrado y servicios que funcionaban bien se encontraban tranquilos con sus puestos. Sin embargo, los empleados que estaban en la zona de carga y descarga pasaban el día en espacios mal acondicionados como para trabajar adecuadamente. Estaban descontentos.
Las malas administraciones decidieron, contra las recomendaciones técnicas, empezar a recibir mercadería inflamable. Estos productos fueron almacenados de manera irresponsable, sin contar con las medidas de seguridad indispensables para ese tipo de artefactos. Estaban apilados, unos encima de los otros, mostrando a simple vista que eran un peligro inminente al convivir con malas conexiones eléctricas.
Algunos jefes del almacén – que rotaban por períodos – con actitudes irresponsables, decidieron sobrecargar los espacios, achicando pasadizos y haciendo que ciertas zonas del edificio sean de difícil accesibilidad . Nada va a pasar, respondían burlonamente ante las advertencias. Otros usaron conexiones de extensores eléctricos de manera abusiva, y así conectaban múltiples aparatos que terminaban alimentándose de energía de una sola fuente sobrecargada.
Finalmente, tras una serie de malas administraciones, se ascendió como jefe de almacén a una persona sin ninguna experiencia en la materia, pero que gozaba de la simpatía de los empleados menos privilegiados. Se le sentía cercano a ellos, y muchos pensaron que empatizaría con sus quejas laborales. Se romantizó su ascenso, pero pasaba el tiempo y todo seguía igual…¡o peor! Se evidenciaba ineptitud en la gestión, y con desesperanza cada uno siguió en sus funciones como si no pasara nada.
Creyendo que sus empleados podrían entrar en huelga, un día el jefe se quedó hasta tarde con sus más cercanos colaboradores (esos que le pasaban la franela de vez en cuando) para ver qué hacer con el “almacén”. Dado su nerviosismo, cometió una imprudencia temeraria: prendió un cigarro. Mientras caminaba, fumando nervioso a vista y paciencia de sus ayayeros, una de las cenizas llegó hacia donde se encontraba el material inflamable. Una sola chispa y todo ardió. El jefe y su corte de sobones quedaron atrapados en el fuego, convirtiéndose en víctimas fatales de su irresponsabilidad.
Algunos empleados descontentos, han aprovechado la “oportunidad” para saquear la poca mercancía que parece sobrevivir a la destrucción, en vez de ayudar a apagar el incendio. Los líderes de cada una de las áreas parecieran estar contentos con el siniestro, y andan peleándose en vez de buscar cómo apagar las llamas que rápidamente consumen todo lo que tocan. No eran un equipo, cada quien sacaba agua para su molino.
Con una chispa, todo ardió. Hoy somos testigos de cómo se incendia el almacén y no sabemos cómo controlar el fuego. Y algunos están esperando que la solución caiga del cielo, en forma de lluvia.
Imagen: JUAN CARLOS SOLER. Tomada de https://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-aparatoso-incendio-destruye-parcialmente-gran-almacen-frutas-alicante-201712082130_noticia.html