Por Jean Pierre Botto Vásquez de Velasco*
Cuando nos damos cuenta que necesitamos cambiar porque venimos haciendo lo que no debemos o dejando de hacer lo que sí necesitamos, es un momento jodido. Y la pregunta automática que surge es ¿cómo salgo de esta inercia?
Claro. No es por nada que estamos así. Hay hábitos que se han metido profundo en nuestro día a día que nos han llevado hasta este momento. Y antes de preguntarnos cómo se hace, más interesante y útil es preguntarnos qué y por qué.
Qué deseamos vivir. Y por qué deseo hacerlo.
Solo tú sabes cuán lejos o cerca estás de ti mismo. Tal vez no nítidamente, tal vez no conscientemente. Pero sí tienes esa corazonada, ese nervio interno, esa intuición que regresa todo el tiempo. Y muchas veces, jode aceptarlo, somos nosotros nuestro mayor obstáculo. Llegar hasta aquí, aunque aún no hemos empezado nada, no es fácil, pero es algo. Cuando de alguna manera u otra nos hemos preguntado qué necesitamos, por qué debemos hacerlo, por dónde es la mejor opción, ¿empezamos a hacer? Tal vez sí intentamos, pero… ¿nos sostenemos?
Hace unos años vi una entrevista que enriqueció brutalmente mi vida. Marco Aurelio Denegri interrogaba a la gran Victoria Santa Cruz, totalmente sorprendido por la maestría, energía y autoridad de su interlocutora. Luego de que ella diera cátedra sobre el ritmo interior, la consciencia y movimiento humano – además de hablar sobre psicología social – le preguntó: “¿Cuánto tiempo le tomó llegar hasta ahí?”
Sonriendo, ella le respondió que “en lugar de pensar en términos de tiempo, que hay cosas que pueden darse en un instante que ni leyendo mil libros podrás comprender, sería mejor ponerlo en términos de qué actitud tuviste que sostener para lograrlo.”
Ahí está. Actitud viene de acción.
Para la vida, no vale cualquier acción. Pero una acción, vale más que mantener el culo donde no deseas estar. Una vez sembrada esa acción, fertilizada con una buena actitud, hay que regarla con un mínimo de congruencia.
Sé que mi discurso tiene un aroma empresarial. Pero si le damos lugar a este proceso, mentalidad, palabra y acción, nuestro sentir nos acompañará. Tarde o temprano algo surgirá. Definitivamente nadie se arrepiente de ser valiente.
*Sobre el autor: “Entreno el cuerpo y guío Espiritualmente a personas con altos niveles de estrés y responsabilidad. Aprendí a Escuchar profesionalmente, eso ayuda a abrirse y expresar lo más elevado y lo más oscuro de cada uno. Luego con la práctica de Yoga y el entrenamiento de Fuerza desarrollamos una profunda conexión cuerpo y mente equilibrada. Empecé estudiando publicidad y después de renunciar al BBVA me inicié en un viaje interior. Recorriendo comunidades alternativas, marginales y nativas del Perú y Latinoamérica. Fundé el proyecto Lima Compost. Desarrollé mi trabajo en Perú, Costa Rica y Alicante, España, donde vivo actualmente.”
Foto de Mohamed Nohassi en Unsplash