Por Ricardo Gálvez del Bosque
Con la desaparición del Estado de Emergencia decretada por el Gobierno peruano, esta semana se cierra una etapa dolorosa para muchos peruanos dejando muchas heridas abiertas. Tras sufrir la muerte de más de 200 mil peruanos en tan poco tiempo, en situaciones horrorosas, es imposible pensar que la sociedad no ha quedado duramente afectada por lo que ha sucedido desde marzo del 2020.
Muchos han tenido que ver morir a sus seres queridos en situaciones de absoluto abandono, algunos han sentido el terror de cerca cuando toda su familia se contagiaba y no había a dónde recurrir, algunos ni siquiera pudieron enterrar a sus muertos. Y hasta hay de aquellos que tuvieron que convivir varios días con los cadáveres de sus seres queridos dentro de sus propios domicilios ya que no existía protocolos para estos casos en determinado momento. Angustia, dolor, miedo, pánico, depresión. Así de traumático es lo que muchos han tenido que vivir.
Hemos sobrevivido, es cierto. Pero, ¿cómo? ¿A qué costo? Eso lo iremos viendo con el paso del tiempo. Hemos visto en nuestras propias caras cómo el Estado nos falló, como la gente fue egoísta, cómo el lucro fue mercenario, como los políticos nos mentían, cómo nos imponían medidas irracionales que teníamos que acatar como si fuéramos ganado. Pero también hemos visto a grandes personas que hicieron lo imposible por salvar vidas. Médicos y enfermeras de primera línea que dieron todo por ayudar a los demás, ángeles del oxígeno, amigos que dieron la mano al prójimo.
Vemos que, en redes, algunos se burlan – o hasta se molestan – porque determinadas personas siguen usando mascarillas en espacios públicos. Quizás, estas personas se entrometen en la vida privada de las de personas por tener sentimientos de furia contenida en su interior. Porque, ¿en qué los afecta? ¿Quiénes somos para juzgar?
Perdimos cumpleaños, nacimientos, graduaciones, amistades, cercanía, puestos de trabajo, ahorros, seguridad. Vimos impactados nuestros trabajos, nuestra salud mental. Y seguimos remando, seguimos sobreviviendo, seguimos luchando. Nos queda, aún, la secuela de habernos visto justificando medidas irracionales con aplausos; y quizás por eso es que ahora somos más permisivos con las excusas absurdas que nos brindan los políticos hoy en día. Quizás, algo de la indolencia que sentimos es porque ya pasamos por tanto dolor y frustración. Por eso una raya más al tigre no nos preocupa tanto. Quizás.
Somos sobrevivientes. Sí. Pero, ¿estamos bien? ¿Nos falta el oxígeno, aún?
Imagen: AFP. Tomada de https://gestion.pe/peru/ubican-en-ica-a-paciente-de-lima-que-burlo-estado-de-emergencia-y-dio-positivo-a-covid-19-nnpp-noticia/