Los Ministros escuderos

Oct 18, 2022 | ◉ Puntos de Vista

Por Ricardo Gálvez del Bosque

Para muchos, poner en su CV que fueron Ministros de Gobierno es un logro, un orgullo, un galardón profesional. De hecho, antes lo era, ya que para ser seleccionado para ocupar una cartera tenías que haber cumplido – en la mayoría de casos – ciertos requisitos profesionales. El estándar era alto, salvo excepciones bochornosas (¡y vaya que las hemos tenido!).

Sin embargo, en este régimen, la excepción es la regla. Por los múltiples gabinetes de este Gobierno, efectivamente, han pasado algunos ministros que mal que bien tenían determinados pergaminos profesionales que hacían que su designación fuera potable. Pero éstos han sido la gran minoría. La regla de los nombramientos ha sido el prontuario, los cuestionamientos, la sobonería, el cuoteo, la ineptitud, la inexperiencia y también han existido (y existen) ministros que quizás deberían pasar por pruebas psiquiátricas antes de asumir tamaña responsabilidad.

En algunos casos, el fajín, la circulina, la pompa y las gollorías son suficientes como para aceptar embarrar sus nombres (que quizás no valían nada) al pertenecer a un Gobierno plagado de denuncias de corrupción. También abundan los que saben del desgobierno y utilizan la nueva plataforma que les dan para ser parte de la mafia y sacar sus respectivas “alitas”. Hay algunos que se llevan su alita de pollo, otros que se llevan el ala de un gavilán, y otros que se cargan el animal entero.

Algunos, dada la mediocridad de su existencia profesional, sienten que la convocatoria les ha caído del cielo colocándolos en el mapa de la notoriedad. Los ha vuelto relevantes, importantes, famosos, estrellas, cercanos al poder. Son los “men”, les abren las puertas, los tratan de “señor”, les piden sus opiniones, dan órdenes. Antes las recibían, pasaban desapercibidos, nadie los llamaba, su opinión no importaba. Y, como agradecimiento, la sobonería y el ejercer de escuderos de lo injustificable son el vuelto mínimo que deben otorgar. ¿Por qué habrían de sentir vergüenza si nunca fueron nada y ahora son importantes? ¡Que sientan envidia, pues!

En medio de su mediocridad, quizás no se han dado cuenta plena de la responsabilidad de lo que han asumido. Habría que recordarles lo que dice claramente el artículo 128 de la Constitución:

“Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente de la República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a no ser que renuncien inmediatamente.”

Sabemos que, estando el poder, muchos mediocres se rodean de ayayeros que les hacen creer que todo lo que hacen brilla como el oro, que son tocados por el cielo, que son unos iluminados. Y bueno, muchos se lo creen. Pero el poder es finito, se acaba, es efímero. El día siguiente en que se termine la fantasía volverán a ser lo insignificantes que eran. Ya nadie les abrirá las puertas. Más bien, como dice el artículo 128, lo más probable es que se las cierren con ellos adentro y no puedan salir en un buen tiempo.

 

Imagen tomada de https://tudiariohuanuco.pe/politica/anibal-torres-tras-escandalo-de-audios-mesa-directiva-debe-dar-un-paso-al-costado/

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