Por Ricardo Gálvez del Bosque
En su viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, Pedro Castillo se reunió con inversionistas extranjeros y fiel a su estilo nos deleitó con otra de sus historias desubicadas – no supo leer su entorno – que pretenden dar lástima.
“Quisiera compartir con ustedes, hace unas semanas en Villa María del Triunfo a medianoche tenía que concurrir porque una familia, un señor que tenía siete hijos. Este señor, que había adquirido de manera tan sacrificada un tamborcito y subía al ómnibus y tocaba su tambor y su hija más pequeña empezaba a bailar para llevar un pedazo de comida a su mesa”.
El discurso siguió hasta terminar la historia, contando los padecimientos de la familia que supuestamente visitó y que vive en extrema pobreza. En el video que se propaló sobre esa intervención de Castillo, se puede observar que la persona que está al costado del Presidente ya no sabe dónde meterse mientras escucha el relato que no venía al caso contar. Se agarra la cara, voltea los ojos. Su expresión corporal nos hace pensar que estaría esperando que la tierra lo trague.
Así, Pedro Castillo, se siente más cómodo. Dando lástima, mostrando su careta de víctima, contando cuentos. Mientras tanto, no logra entender el contexto en el que se encuentra mientras empieza esas divagaciones. Decide no tomar en cuenta quiénes son sus interlocutores, y ni él mismo sabe cuál es el objetivo real de ese mensaje. Triste y lamentable que alguien así represente al país en el extranjero.
La ilusión que quiere crear el Presidente Castillo es que es un hombre pobre y humilde, atacado por las élites por su origen. Un ser bondadoso que surgió desde abajo, que ha llegado a reivindicar a los peruanos más olvidados. Sin embargo, habría que aclarar que Castillo nos entrega evidencias de que, contrario a la imagen que quiere vender, es una persona que:
- Te baja el dedo cobardemente por Twitter tras increparte que nombraste a sus enemigos (caso Mariano González).
- Se venga y tiene intereses ocultos (caso Derrama Magisterial).
- Finge que se cae (paro de maestros del 2017).
- Miente con descaro (cada vez que habla).
- Plagia una tesis para engañar a sus alumnos y ganar más dinero (y encima dedica el plagio a sus hijos).
- Obstruye la justicia.
- Con una actitud despreciable y prepotente obliga a que sus subordinados le aten los zapatos.
Todos estos hechos contradicen la imagen que quiere dar cuando los reflectores lo apuntan. Ante las cámaras convenientes pone su carita de víctima, habla de la lucha contra la corrupción (como si pudiera luchar contra sí mismo), y pretende dar lástima sobre sus orígenes.
¿Quiénes le creen sus cuentos?
Imagen: Composición Punto Medio. Foto tomada de https://limay.pe/politica/verguenza-castillo-conto-historia-del-tamborcito-en-reunion-con-empresarios/ . Tamborcito tomado de https://haceryaprender.com.mx/products/ju0008-tamborcito