Por Ricardo Gálvez del Bosque
El día de ayer, los limeños fuimos a votar por quien sería el nuevo alcalde de Lima los próximos 4 años. Según los conteos rápidos de Ipsos (al 100%), estaríamos ante un empate técnico entre Rafael López Aliaga (RLA) y Daniel Urresti.
¿Qué habría pasado con la candidatura de Urresti? Si bien dicho candidato estuvo puntero en las últimas encuestas que se publicaron una semana antes de las elecciones, su mal desempeño en el debate puede haber gatillado el comienzo de su declive. Muchos electores recién le prestaron atención a la campaña municipal a partir de esa fecha, observando cómo el principal candidato demostraba su talante autoritario y su poca intención de esclarecer sus nexos con personajes cuestionados como los Luna.
En la última semana antes de la elección, muchos empezaron a repensar su voto de manera estratégica. En ese escenario, para no muy pocos, Daniel Urresti podría haber significado el “mal mayor”. Bajo esa lógica, una fuerte cantidad de electores habrían determinado quién – bajo su criterio personal – podría ser ese candidato que le pondría freno al aún puntero en las encuestas. Así, poco a poco, muchos decidieron emitir sus votos a favor de RLA (desacelerando su caída) o George Forsyth (impulsando su crecimiento). Para mala suerte de Forsyth, su tendencia de crecimiento llegó demasiado tarde a la carrera electoral, y finalmente terminamos con este empate técnico. Un grupo de votantes, que hubiera sido útil para Forsyth, decidió seguir apoyando la candidatura de un acusado de incesto y maltrato psicológico.
¿Si ganara RLA, se catapultaría como líder de la oposición y futuro candidato presidencial con opciones viables? Difícil. Primero, contrario a lo que él cree, Lima no es el Perú. Hasta ahora, ningún alcalde de la capital ha logrado dar el salto hacia Palacio de Gobierno. Segundo, López Aliaga no ha logrado esa votación – necesariamente – por ser el mejor candidato, sino que quizás simplemente ha sido el menos peor. Tercero, vemos difícil que en una carrera nacional sus torpezas, su pésima imagen, sus improperios y sus carencias lo puedan colocar en la mejor de las posiciones.
Sin embargo, hoy por hoy, pareciera que RLA sí se la cree. Y sus seguidores también. Se siente presidenciable, cree que es el líder de oposición que tanto necesita el país. Tras este empate técnico, lo más seguro es que su agrupación continúe con su narrativa de fraude, esa que tanto ha desprestigiado a la derecha y victimizado a Castillo. Y si ganara habría que estar atentos a cómo se acomodará su bancada en el Congreso a las aspiraciones presidenciales de su líder.
Por lo pronto, si perdiera Daniel Urresti – lo más probable – esta sería su cuarta postulación a un cargo ejecutivo (dos candidaturas presidenciales – en una se retiró antes de perder estrepitosamente en las urnas- y dos a la Municipalidad de Lima Metropolitana) sin éxito. La posibilidad de convertirse en el nuevo “Lourdes Flores” no le debe causar mucha gracia, así haya logrado colocar al hijo de Luna Gálvez como regidor. Quizás solo resultó ser una buena locomotora para lograr colocar a corruptos en el poder.
Serán días complicados si la ONPE va a paso de tortuga y ambos competidores mueven todos sus recursos para evitar perder.
Imagen: Canal N