Por Ricardo Gálvez del Bosque
Existe una línea que muchos defensores de Pedro Castillo parecen haber cruzado sin ningún reparo y que los lleva al borde de la complicidad. Aplicando cegueras selectivas, algunos personajes pretenden justificar lo indefendible y excusar situaciones inauditas, tratando de sostener una posición al borde del ridículo.
¿Es una característica que solo compromete a simpatizantes de izquierda que siguen tapando el sol con un dedo? Por supuesto que no. Hace poco vimos una entrevista lamentable en la cual una congresista naranja indicaba que Alberto Fujimori no se fugó, simplemente se fue y no regresó. Uno escucha esas lógicas y no sabe si reír o llorar.
Alejandro Toledo fue el rostro visible del regreso de la democracia tras la caída del fujimorato. Las fuerzas democráticas apoyaron su gestión, creyendo en el proyecto que decía traer. ¿Eso significa que, ante las evidencias de los robos que cometió el ex presidente, había que defender sus mentiras descaradas tras el estallido del Caso Ecoteva? De ninguna manera. Corrupto y ladrón, sin dudas ni murmuraciones.
Cuando Susana Villarán resistía el embate de una mafia que pretendía hacerse de la alcaldía de Lima a punta de leguleyadas y atropellos, muchos se vieron en la necesidad de respaldar su permanencia oponiéndose a tamaño despropósito. Cuando saltaron las evidencias de que la propia Villarán habría cometido delitos en aras de defender su puesto en la alcaldía, con sensatez había que condenar su traición. Sin medias tintas, no se combate la corrupción usando otras redes corruptas para ese propósito.
El caso de Pedro Castillo es digno de estudio. La misma lógica parece no aplicarse, y lo defienden hasta el infinito. Es cierto que muchos se encontraron entre la espada y la pared al tener que elegir al Presidente del Bicentenario entre quien finalmente ganó la contienda y lo que representaba Keiko Fujimori. También es cierto que, una vez realizada la segunda vuelta, Castillo se tuvo que enfrentar al embate de un grupo fraudista y conspiranoico que buscó deslegitimar su elección. Sin embargo, ¿eso justifica que se le excuse a perpetuidad?
El surgimiento de nuevas evidencias puede y debería hacer que las personas reflexionen y cambien de opinión. Eso no necesariamente tiene que implicar un autoflagelamiento público, ni tampoco el ceder ante el otro extremo, o desconocer despropósitos de cierto sector de la oposición. Pero, ¡vamos! ¡Nada justifica que nos pongamos vendas en los ojos y evitemos ver la realidad! Audios, abonos en cuentas, dinero en efectivo, redes, apoyos, encubrimientos, videos, “100 grandes”, llamadas a implicados, reuniones clandestinas descubiertas, licitaciones amañadas, ascensos con coimas, presiones a la SUNAT, nombramientos indebidos, despidos arbitrarios, anuncios de golpes inconstitucionales contra el Congreso…¿cuál es el límite?
Resulta bastante pintoresco observar cómo ciertas personas, al ver claramente en un video que Pedro Castillo hace que oficiales de la policía le aten los zapatos, le busca algún tipo de explicación a un acto de prepotencia y desprecio cometido por el Presidente. Inmediatamente, muchos empezaron a hablar de sus problemas personales de lumbalgia, de las dolencias que les ha traído en sus propias vidas, victimizando a una persona que claramente no padece esto ya que minutos antes y después del hecho realizó actividades de esfuerzo físico, ¡todo registrado en cámaras! ¿Vamos a decir que Alan García no pateó a un manifestante, sino que tenía calambre en la pierna? ¿En serio?
Va quedando claro que mucha gente nunca dejará de justificar a Castillo. Se creyeron la victimización y parece no haber vuelta atrás. Cualquier prueba, evidencia, comportamiento, actitud siempre tendrá una excusa. Al final, quienes lo menosprecian son ellos mismos al tratarlo como inimputable.
Ante una candidatura desconocida uno puede apelar a la ingenuidad en el acto electoral, pero una vez en el poder y con evidencias ya no podemos argumentar con candidez. Ahí empieza la complicidad. ¡Basta ya de los malabares mentales!
Imagen tomada de: https://rpp.pe/politica/gobierno/efectivos-de-la-policia-amarraron-los-zapatos-a-pedro-castillo-durante-su-visita-a-san-martin-noticia-1424431