Por Ricardo Gálvez del Bosque
El día de ayer, el que no iba a ser ni portero de Palacio volvió a hacer de las suyas. En horas de la mañana, Vladimir Cerrón visitó a Pedro Castillo en la sede de Gobierno. Al poco rato llegó el PCM Aníbal Torres al encuentro de la dupla dinámica que gobierna el país. Hambre, miseria y necesidad, juntos los 3 tomando decisiones.
Mientras tanto, en el Congreso se debatía la censura de la Ministra Betssy Chávez. El Parlamento, que se la pasa perdiendo el tiempo buscándole ubres a un pato, por fin estaba a punto de expulsar a una ministra agresiva y confrontacional que le ha hecho mucho daño a su sector. Uno de sus grandes aportes irracionales fue la brillante idea de aprobar una huelga de controladores aéreos en plena Semana Santa, causando grandes perjuicios económicos al país y poniendo en peligro a cientos de ciudadanos que se encontraron dando vueltas en los aires ya que los aviones que habían abordado no podían aterrizar.
La censura ya se caía de madura hace bastante tiempo. Sin embargo, con un Congreso lleno de “niños” y aliados camuflados, todo podía ser posible. La “sorpresa” del día vino cuando a la hora de votar, Perú Libre le dio 9 votos vitales a la guillotina que hizo rodar la cabeza de Chávez. Tras la evidente orden del portero, el ala cerronista del oficialismo finalmente le dio la estocada final a su ex aliada.
Los roces entre Chávez y Cerrón vienen desde hace bastantes meses atrás y han sido públicos. Sin embargo, pareciera que ésta fue la gota que derramó el vaso para el congresista Jorge Marticorena, quien desde Perú Libre votó contra las órdenes de Cerrón y terminó renunciando a su bancada. Hoy quedan solo 21 miembros de los 37 que fueron elegidos inicialmente por el partido del lápiz.
¿Qué queremos destacar? Que una vez más queda en evidencia que el propio Vladimir Cerrón es quien hace y deshace a su antojo. Castillo acababa de cambiar a 4 ministros de su Gabinete. ¿Por qué no cambió a Chávez si su propia bancada iba a concretar su censura? Porque él no manda, pues.
Vladimir Cerrón busca imponer su propia revolución. La Presidencia de Pedro Castillo le interesa 3 pepinos, y la bancada menos. Apoyará a su aliado hasta donde crea necesario, permitiendo cierto cuoteo del poder, pero sin hacerle ascos a votar con la oposición si lo considera pertinente. Lo que él necesita del Gobierno, por el momento, le basta. Y lo que obtiene de la oposición es de gran ayuda para sus objetivos.
¿Y qué obtiene de ambos? Del Ejecutivo estaría aprovechando cuotas de poder, puestos, fondos financieros y promoción gratuita para su Asamblea Constituyente. Pero su regalo favorito es la ineptitud de Pedro Castillo, a quien le da con palo cuando le provoca y luego le suelta una zanahoria. La inoperancia de este Gobierno favorece al clima de crisis que considera favorable para su plan maestro.
Por el lado de la oposición, la torpeza con la que se conduce favorece los intereses de Cerrón. Señala con alegría todos los abusos y errores que cometen. Goza cuando los puede tildar de golpistas, conspiradores y mercantilistas, pero al mismo tiempo aprovecha cualquier momento para aliarse con ellos cuando coinciden en petardear a su gran enemigo en común: el “caviar”. Así los mantiene distraídos mientras sigue copando más instituciones.
Desde este espacio advertimos que Cerrón sigue avanzando en su estrategia de agudizar contradicciones, y mientras más demoren en entender que la única salida es el adelanto de Elecciones Generales el portero seguirá ganando más poder. Mientras tanto, todos los peruanos sufriremos las repercusiones del (des) Gobierno de Castillo y la ceguera de una oposición patética.
Foto: Fuente Canal N