Por Ricardo Gálvez del Bosque
Si algo hay que agradecerle a Vladimir Cerrón es que es claro y directo. El sentenciado por corrupción resulta bastante transparente a la hora de lanzar sus ideas y propuestas, no las edulcora y con el mayor de los descaros habla de la imposición de sus ideas autoritarias que imaginamos habrá aprendido en la dictadura cubana que lo educó. Si desde un principio nos ha dicho en nuestra cara pelada cuál es su objetivo, si nos ha demostrado innumerables veces cuál es su estrategia, ¿cómo así la oposición termina colaborando con sus objetivos y sigue siendo llevada de las narices hacia lo que este señor busca?
El sentenciado por corrupción quiere sí o sí una Asamblea Constituyente diseñada a su antojo. Por eso no desea que los partidos políticos participen en ella, sino que más bien sea integrada por los grupos que él cree conveniente, de la manera en que él – el iluminado – asume que es la ideal. Hace unos días se le escuchó en uno de sus mítines decir “Compatriotas, nosotros reafirmamos desde que se fundó el partido: en el Perú no va a haber cambios si es que no se cambia la Constitución Política. Ya sea por una vía pacífica, o sea por una vía no pacífica. Lamentablemente.”
¿Necesitamos más claridad sobre el tema? ¿Nos lo tiene que decir con dibujitos animados para que lo entendamos? ¿Con mímica? ¿O con un mensaje escrito en el cielo para que todos nos demos cuenta? No, ¿no? Ese simple discurso, podría ser considerado – como lo mencionó Rosa María Palacios – como “actos preparatorios del delito de sedición para alzarse en armas (no pacífica) contra los poderes del Estado” (ver twit aquí ).
¿Qué necesita este señor para alcanzar sus objetivos? Simple. Generar caos. Por ejemplo, un Congreso que, en vez de defender la democracia, o apegarse a la Constitución, o fiscalizar, lo que hace es violar sistemáticamente principios legales (por ejemplo, la ley que le da más plazos de inscripción sus propios partidos políticos en pleno proceso electoral) y saca normas mercantilistas y contraproducentes (contrarreforma SUNEDU a favor de universidades bambas), ¿no colabora con ahínco a la narrativa de Cerrón? Por supuesto que sí. Con su comportamiento, lo que está haciendo el Parlamento es generar más zozobra y ayudar al cuento de los cerronistas que dicen que todo se debe refundar con un cheque en blanco girado a su profeta sentenciado.
La oposición, con su impericia e ineptitud, sigue siendo el mejor activo de Perú Libre. Mientras exista un enemigo en común – el Congreso – al que se le pueda echar la culpa de todos los males, muchos más sectores de la población irán considerando como válidas las locuras de Vladimir Cerrón. El sentenciado no es tonto, va trabajando de a pocos, ya está adquiriendo grandes cuotas de poder, y tiene el desparpajo de declarar los atropellos violentos que piensa cometer para lograr sus propósitos. Mientras tanto, en el Congreso están divertidísimos demostrándonos que ellos también son parte del problema, y viendo qué cuota de poder y dinero se pueden levantar en la siguiente sesión del Pleno.
Si seguimos en ese plan, que Castillo sea o no Presidente será irrelevante. Exijamos que nuestros congresistas dejen el show y empiecen a trabajar el adelanto de Elecciones Generales con Reformas Políticas mínimas que impidan que volvamos a caer en garras de políticos inescrupulosos. Si seguimos con esta actitud, Castillo se quedará 4 años más en el poder y nunca sabremos si el pollo estaba vivo o muerto.
Foto: Captura de pantalla de video de Twitter.