Por Ricardo Gálvez del Bosque
Hoy la educación superior en el país está de luto. Anoche, en medio de abrazos emotivos, 68 congresistas terminaron por darle muerte a la SUNEDU. El organismo regulador de las universidades ahora tendría a sus propios regulados eligiendo a la mayoría de su propio Consejo Directivo. ¿Se imaginan que el Directorio de OSIPTEL fuera seleccionado por Entel, Movistar y Claro? No, ¿no? Bueno, nuestros congresistas sí consideran que eso estaría bien.
El negocio de las universidades privadas bambas o de pésima calidad mueve cientos de millones de dólares, los intereses son altísimos en ese rubro, los lobbies son fortísimos. Y a veces, ni siquiera es necesario hacer lobismo, dado que los propios congresistas – como José Luna – son dueños de universidades que han perdido sus licencias gracias a la SUNEDU. Hay que decirlo con todas sus letras: lo que ayer ha pasado en el Parlamento ha sido despreciable.
Para cosas así, los extremos se juntan. Perú Libre, Renovación Popular, y Fuerza Popular se tomaron de la mano para darle el golpe mortal a la reforma universitaria. Y la facción mayoritaria de Acción Popular, puso su tan conocida disposición para defender intereses subalternos colaborando con los votos necesarios que permitirán que universidades como Telesup sigan estafando a miles de familias.
Al poco rato, con total desvergüenza, rechazaron el pedido de reconsideración con 66 votos. Estaban felices, se felicitaron, se aplaudieron. Un espectáculo de lo más grotesco, injustificado, mercantilista, mañoso, nauseabundo. Un insulto para cientos de miles de estafados que terminan desperdiciando dinero y años de sus vidas para obtener un cartón inservible en una universidad que solo cumple con tener una fachada y que convierte en millonarios a empresarios inescrupulosos.
Seguramente, en los próximos días escucharemos excusas en formas de arengas de parte de los congresistas que apoyaron este despropósito. La capacidad de inventarse tonterías es inaudita, y el atrevimiento que tienen para declarar barbaridades no tiene límites.
Por ejemplo, esta misma semana escuchamos a la fujimorista – y ex castañedista – Patricia Juárez en una entrevista con Jaime Chincha decir que “Si Jaime Saavedra era una persona tan extraordinaria y excelente para efectos de la educación, ¿por qué tenemos maestros como (Pedro) Castillo?”. Con esa infeliz frase, la fujimorista pretendió justificar el obstruccionismo del partido naranja en el quinquenio anterior, hacerse a la loca con la nula fiscalización de su bancada a los ministros del actual régimen, y de taquito tuvo el descaro de basurear a quien hoy es el Director Global de Educación del Banco Mundial.
¡Imagínense! El partido que apoyó – con un entusiasta Héctor Becerril a la cabeza del grupo – al mismísimo Pedro Castillo en su intento de destruir la educación escolar de nuestro país (junto a personas asociadas al CONARE), se da el lujo de lanzar tan atrevidas declaraciones, y a los días destruir la reforma universitaria en medio de aplausos y felicitaciones mutuas. Es que, en temas de Educación no tienen ningún problema de asociarse con lo más rancio de Perú Libre: ambos tienen intereses, y a ambos les importa poco o nada la calidad de la educación.
El escenario en el que nos encontramos es el siguiente: Presidente plagiando, ministros plagiando, financistas de partidos asociados a universidades sin licencia, millonario negocio de universidades bamba haciendo lobbies parlamentarios, congresistas dueños de universidades que han perdido su licencia y están en proceso de cierre, una bancada oficialista copadora del Estado y con un grupo de maestros que han reprobado todos su exámenes de evaluación magisterial. Con esos ingredientes, era bastante obvio que nos iban a cocinar la contrarreforma universitaria. Aún así, verlo materializado ha sido indignante.
¡Para no olvidar!
Fotos: Castillo y Becerril tomada de https://caretas.pe/politica/pedro-castillo-de-aliado-a-enemigo-del-fujimorismo/. Patricia Juárez: CanalN. SUNEDU: Página web de la institución. Votación del Congreso: Canal del Congreso. Composición propia.