Por Ricardo Gálvez del Bosque
Castillo no aprende, no desea aprender. Tiene muchas carencias, pero también tiene deudas. Con Cerrón, con su entorno corrupto, con su sindicato recién inscrito gracias a él. No elige a pésimos ministros solamente porque es un incapaz, cada vez queda más claro que lo que está haciendo es levantarse en peso el Estado, en pequeñas porciones y a través del cuoteo.
Si le censuran ministros, los pone en otro lado y punto. La idea es copar todas las instituciones. El despido masivo en la DINI (Dirección Nacional de Inteligencia) para que sea manejada por allegados a Perú Libre, a principios de su Gobierno, fue el primer síntoma. Y siguió avanzando, a sabiendas de que en la otra orilla se encontraba una oposición desprestigiada y que creía en conspiraciones fraudistas, o que levantaba la Cruz de Borgoña en sus marchas de políticos rancios, o que lanzaba su clasismo ridículo en sus arengas.
Con una oposición así, tan venida a menos, la tarea se le hizo más fácil a Castillo. Solo era cuestión de conseguir un puñado de congresistas amigos y contar con unas cuantas curules cautivas: sus aliados del desgobierno, los “progresistas” del grupo de Mendoza (que también supieron aprovechar la oportunidad de tener una cuota de poder), y los “niños” que colaborarían por lo bajo.
Rápidamente, la podredumbre se apoderó del Gobierno de Castillo. Licitaciones amañadas, negociaciones en ascensos, favorecimientos tributarios, cuoteo, dinero oculto en baños, debilitamiento de instituciones, impresentables en puestos de poder a por doquier, reuniones clandestinas, familiares prófugos, insultos al clero, homenajes a genocidas, fiestas con orquestas dignas de narcotraficantes, copamiento del Estado, desmembramiento de los sistemas de inteligencia, ministros cómplices, arreglos con las mafias del transporte, campañas antimineras, mensajes clasistas y racistas, división nacional. Eso es lo que ha representado y representa el Gobierno de Castillo.
La pregunta que tenemos que hacernos es, ¿puede nuestra precaria democracia soportar 4 años y 3 meses más un Gobierno de este estilo? ¿Estamos listos para convivir en un horror sin fin que se une a una escandalosa ineptitud estatal que ha precarizado casi todos los servicios del Estado? Desde este espacio creemos que no. Ya estuvo bueno ese verso popular que dice “sufre, peruano, sufre”. No señores, no merecemos esto y creemos que se les tiene que hacer un pare.
Frenar el avance de gente que aparentemente solo desea la división nacional y que en este momento está azuzando las calles para ver cómo cuela e impone una Asamblea Constituyente de manera inconstitucional no es ser golpista. La democracia no implica debilidad, más bien ésta se debe apoyar en instituciones que puedan evitar proyectos autoritarios. Castillo es la mediocridad personificada y por tanto muchos creen que su permanencia no sería tan dañina. Se equivocan porque lo que tiene detrás de él y la gente que está copando el poder que él deja vacío sí es peligrosa, y creen que generando caos podrá imponer su tan ansiada Nueva Constitución.
La composición del Congreso, actualmente, impide que se pueda establecer un modelo como el que buscan Cerrón y compañía. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el Gobierno está buscando ver si en algún momento logra disolverlo con la presentación de Gabinetes cada vez más impresentables, ¡y vaya que se esmeran! Lamentablemente, el Congreso es la única institución que puede ponerle freno a esta situación.
La solución tiene que empezar a debatirse con seriedad. ¿Se puede hacer algo? Sí. Se necesitan 66 Congresistas que entiendan que esta situación es más grande que sus propios intereses particulares. ¿Por qué 66? Porque ese es el número mágico para aprobar en primera instancia una Reforma Constitucional que adelante las Elecciones Generales en el más breve plazo. Para que pueda ser aprobada plenamente esa propuesta, tendríamos que ir a unas Elecciones en Referéndum en la que creemos que se puede conseguir una mayoría que apruebe esta salida a la crisis que vivimos.
Mientras tanto, el Congreso podría ir trabajando algunas otras reformas urgentes en el sistema electoral y en la parte política de la Constitución. No caería mal un Senado, la renovación por mitades de alguna de las cámaras, y por qué no, la reelección parlamentaria.
Sí, señores congresistas, ustedes fueron elegidos para cumplir un mandato de 5 años. Seguramente hicieron sus inversiones, o tienen compromisos, o están interesados en sus obritas o en las facilidades que les da el poder. Lo sentimos, pero esto es más grande que ustedes. Hasta el Congreso comprado por Fujimori en el 2000, abrumado por las circunstancias, tuvo que encontrar una salida recortando su mandato.
¿Va a demorar un poco? Sí. No es la varita mágica de la vacancia inconstitucional con la que sueñan muchos. Pero es una salida. Si siguen sin verla, sepan que igual, a la larga, terminarán siendo disueltos con el mismo desprecio con el que Aníbal Torres insulta al Cardenal Barreto. No se crean esos cuentos de sus asesores ayayeros que les dicen al oído lo que quieren escuchar, que no va a pasar nada, que la tensa calma constante los mantendrá en su curul por 5 años. Despierten y miren el panorama real. Mejor intenten salir por la puerta grande. ¿Es la solución perfecta? No. Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Se necesitan 66 congresistas y voluntad política. Y bueno, ¿por qué no un poco de presión de la calle para ver si se animan?
Imagen: Tomada de https://www.gob.pe/institucion/embajada-del-peru-en-tailandia/noticias/324483-publicacion-de-las-listas-del-padron-inicial-para-las-elecciones-generales-2021