Por Ricardo Gálvez
Desde este espacio hemos denunciado cómo en el Congreso la oposición, los topos y el oficialismo (y sus aliados) no dan la talla. Hay, claro, excepciones a la regla, pero un par de golondrinas no hacen un verano. También sabemos de sobra que el Ejecutivo liderado por Pedro Castillo es un desastre constante. Debemos reconocer que contar con dos poderes del Estado tomados por mercantilistas, denunciados por corrupción, e incapaces, por 4 años y medio más terminarán por hundir al país. Y lógicamente no queremos esto.
Mientras que el Ejecutivo toma como botín el Estado, el Congreso ha entendido la dinámica y se ha prestado para el juego. Ya van dando varios pasos, juntos, para conseguir sus propósitos mercantilistas. No dudarán en jugar en pareja cuando terminen por destruir la Reforma Universitaria, se permitirá la quiebra de PetroPerú, seguirán las cochinadas en el MTC, apañarán la corrupción en la Policía, y con el tiempo lograrán más recursos para demoler las débiles instituciones que están sobreviviendo.
¿Es el comunismo lo que nos espera? No, no caigamos en esa ridiculez. Lo que se viene es el despelote, la jungla, la corrupción generalizada, el resquebrajamiento de las instituciones democráticas, la argolla en el poder, el robo, la mediocridad, las medidas populistas, el retroceso económico, la inestabilidad jurídica, la huida de inversiones, el incremento de la informalidad, el frenazo económico, el aumento de la pobreza, la ineficiencia de los servicios públicos, la comodidad de vivir entre los escándalos. A eso nos estamos enfrentando.
¿Qué nos toca hacer? ¿Seguir describiendo los nefastos arreglos políticos y vivir en eterna crisis? ¿O ponerle un pare a todo esto? Desde este modesto espacio, proponemos un cambio. Sin embargo, para lograrlo, necesitamos que la sociedad civil en su conjunto se active y haga suya esta propuesta que tranquilamente puede recibir muchos más aportes.
- Demos por terminada la pelea de la segunda vuelta. Ya fue la narrativa del fraude, de los comunistas, el terruqueo, el fascisteo, los odios, las revanchas. Asumamos que ya estamos metidos en otro problema más grave. Ahora se necesita consenso y unidad. Las rencillas políticas dejémoslas para otro momento.
- Al observar que la solución no va a venir de parte del Congreso, y menos del Ejecutivo, tenemos que entender que es hora de levantar nuestra voz. Desempolvemos zapatillas, unámonos para decir “¡Basta!”.
- La vacancia mal interpretada que ni siquiera cuenta con votos suficientes no será la solución. Suena mágico para algunos, pero ya es hora de que lo acepten: por ese camino no vamos a llegar a nada. Respiremos, usemos la cabeza y veamos qué salidas podemos encontrar a esta crisis para que no sea perpetua. En concreto:
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- Que se reforme el artículo 117 de la Constitución. Esto permitirá que el Presidente pueda ser acusado durante su mandato por delitos de corrupción. Sí se pueden conseguir los 66 votos para este propósito en el Congreso. Una vez aprobado, vamos a referéndum con esto y no debería haber peruanos – o deberían ser una minoría – que digan “no, no queremos que se investigue y se acuse cuando existan graves indicios de corrupción”. Con eso, reforma hecha.
- Exijamos consenso entre la oposición, que incluya también al centro. Se necesitan de todas las fuerzas políticas. “No, que fulano es un tibio (…) no, que fulano es fascista”. Ubíquense y déjense de majaderías que no estamos para eso.
- Hagámosle saber a nuestros representantes que mientras se va realizando el juicio político al Presidente (tras la aprobación de la reforma del artículo 117), se tiene que hacer una reforma política y electoral mínima que nos aleje del peligro de volver a vivir esta situación en unas nuevas Elecciones.
- Exijamos bicameralidad, aumento de representantes en el Parlamento para una mejor representación, reelección de congresistas (sí, estas tres propuestas son positivas y pueden ser la zanahoria para el Congreso). Pero además necesitamos incluir: primarias abiertas y obligatorias, pérdidas de inscripción para partidos membretes, delimitación de la vacancia presidencial, renovaciones por mitades o tercios del Parlamento, juicio político a dos cámaras, eliminación de la votación preferencial, y quizás sería bueno empezar a debatir la posibilidad de elegir al Congreso en segunda vuelta electoral.
- Dado todo esto, y una vez destituido Castillo en un proceso democrático (sin necesidad de los 87 votos, sino con mayoría simple), se debe proceder con la sucesión presidencial. En caso Dina Boluarte no asumiera la Presidencia, el Congreso debería ofrecer el compromiso de convocar a Elecciones Generales con las nuevas reformas que ha realizado.
Sentarnos y quejarnos por 4 años más, ¿es lo mejor que podemos hacer? Decir que todo está perdido y seguir esperando un audio o un video tipo Montesinos que haga el milagro de tumbarse un régimen nefasto, ¿es el mejor camino? ¿Por qué no empezamos a activar mecanismos que nos podrán sacar de esta crisis? ¿Por qué seguimos esperando que la solución a nuestros problemas caiga del cielo?
Es hora de unirnos y exigir más. No merecemos este maltrato de la clase política. La corrupción no puede tener el monopolio del poder en nuestro país. No nos podemos quedar sentados esperando que la magia haga lo suyo, rezando para que Dios se acuerde que es peruano, o quedándonos inmóviles en medio del lodazal con la intención de que “la mugre no nos salpique”. Es tiempo de actuar, no estamos solos, empecemos a construir un mejor país. Demos el primer paso nosotros mismos, nadie de afuera va a venir limpiar nuestra casa.
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