Por Ricardo Gálvez
Echarle sal a tu café en vez de azúcar puede ser un error de distraídos. Apenas das un sorbo, escupes y te das cuenta de la torpeza que acabas de cometer. Si eres precavido, buscarás el origen de tremenda tontería, verás si el envase en el que se encuentran ambos productos para evitar que te vuelva a suceder, o los pondrás en lugares bien diferenciados para no volver a salar tu bebida. Los errores nos generan aprendizajes, y nos hacen tomar medidas correctivas. Habría que ser necio para no hacerlo.
¿Se puede decir que Pedro Castillo comete errores? Creemos que no, quizás algunos considerarán que esto era posible en las primeras semanas de su Gobierno, pero ahora ya no. En el caso del café, está claro que alguien sensato no querría sal en su bebida caliente, pero, ¿nos queda claro que Castillo no disfruta de la sal? No, para nada. Si fuera así, apenas diera un sorbo tomaría las medidas correctivas y botaría el brebaje.
Pedro Castillo sabe muy bien que está nombrando a gente de lo peor en varios ministerios. ¿Sacó a Maraví inmediatamente? Ni hablar. ¿Respaldó a Guillén cuando éste denunció la corrupción en la Policía o respaldó a los denunciados por corrupción? Hizo lo segundo. ¿Se le movió un pelo ante las denuncias de corrupción en el MTC? Ni hablar, respaldó y mantuvo a Juan Silva hasta en 4 gabinetes. ¿Le interesó saber de las denuncias que pesaban sobre sus nombramientos en la DINI? No. Se interesó más bien en copar la institución. ¿Le importó que su ministro azuzara a los cocaleros para que se levanten? Ni un poco. ¿Se ruborizó cuando su PCM se encontraba inmerso en un escándalo por ser golpeador de mujeres? Menos. Le echó la culpa al Congreso de su salida. ¿Dejó de reunirse clandestinamente cuando a principio de su gobierno se le indicó que esto era contrario a ley? Ni hablar, solo se puso una gorrita diferente cuando iba a Sarratea y se juntaba con proveedores del Estado. ¿El impedimento de salida del país impuesto a su gerente de PetroPerú lo hizo despertar? Por el contrario, lo ha respaldado y sigue destruyendo la empresa estatal. Y así.
¿Entonces? ¿Qué errores va a enmendar una persona que es consciente de lo que hace y persiste en lo mismo? ¿No nos queda claro que todo lo está haciendo a propósito?
La lógica que tienen es que hoy les ha tocado ganarse “el gordo”, la lotería. Los políticos corruptos anteriores ya han gobernado antes, entonces ahora es “nuestro turno”. Castillo y su entorno gozan de absoluta impunidad y lo saben, por eso nos ofrecen gestos vacíos para la cámara mientras siguen avanzando en su propósito de tomar el Estado como botín.
Ver que el Congreso ha entrado en la misma lógica termina siendo desesperanzador. Escudándose en procesos parlamentarios inventados (¿de cuándo acá se necesita interpelar para censurar a un ministro?), o en “gobernabilidades” que no vienen al caso, están inmersos en la misma dinámica.
O la calle se manifiesta, o la cosa seguirá igual. Si no lo hace, ¿cuáles son los incentivos para que los políticos de turno cambien? Ninguno, pues. Si no hacemos nada, seguiremos tomando esa bebida nauseabunda. Hay que botar el café con sal, no agregarle pimienta. Sino no hagamos muecas y, ¡seco y volteado!
Imagen: Foto original tomada de https://www.elfinanciero.com.mx/food-and-drink/2022/01/04/que-tanto-es-demasiado-cafe-para-el-cuerpo/ . Composición PUNTO MEDIO.