No ha pasado ni el primer año del quinquenio por el que se eligen a las autoridades del Ejecutivo y Legislativo y ya no da para más. En estos escasos 7 meses se ha visto de todo, desde corrupción en niveles de preocupación máxima, pasando por populismo legislativo y hasta terminar en una incapacidad al parecer insalvable de poder filtrar autoridades competentes e intachables para ministerios y organismos diversos. Al inicio se pensaba que sólo el Ejecutivo no estaba a la altura de tanta estratégico y delicado encargo, pero, con el fluir de los meses, el Congreso de la República se ha encargado de reafirmar el ya conocido lugar que también tiene en el pensamiento y sentir de la ciudadanía.
El gobierno de Pedro Castillo es el vivo reflejo de cuán necesaria y urgente es una completa reforma de partidos políticos, democracia interna y hasta incluso estándares mínimos para postular a un puesto de tan alto nivel. Estos intentos de reforma quedaron truncos o mal planteados en el Congreso disuelto del 2019, dado que primaron los intereses particulares de partidos políticos que veían en las reformas serias amenazas para sus caudillos y el estándar de su militancia. Sin embargo, urge retomar el debate y la discusión; las salidas constitucionales y legales de cambio. Ahora bien, ¿el presente Congreso está a la altura de tan importante encargo? En lo personal, lo dudo mucho. ¿Llegaremos a tener un Congreso que sí lo pueda estar? Comienzo a concluir que las reglas de juegos actuales, esto no sucederá. No ha acontecido en los años del presente milenio, por lo que qué nos aseguraría que vaya a pasar en el congreso del 2026…
4 gabinetes a la fecha, ninguno a la altura del contexto político ni de las necesidades del país. Reuniones polémicas y misteriosas con personalidades y empresarios diversos, tanto en palacio, como en la residencia de Breña; la presencia de Vladimir Cerrón que resulta una preocupación latente para miles de peruanxs; así como también las opiniones, aunque escasas, del presidente, quien lejos de dar algo de seguridad a sus connacionales, los llena de incertidumbre y miedos propios de un contexto inestable, por la pandemia, la crisis económica y los diversos eventos que suceden en otras partes del mundo. Para nadie es secreto que si el gobierno de Pedro Castillo no demuestra un giro claro en el presente año a un espectro más democrático y técnicamente estable en su premier y ministros, el Congreso acelerará alguna medida, esperemos constitucional, para suspenderlo o destituirlo (asumiendo que la figura de la vacancia quedaría de lado al ya no poder asegurar 87 votos).
Ahora bien, el Congreso de la República que preside Maricarmen Alva ha sido todo menos un responsable custodio de la democracia, sensatez y equilibrio de poderes. Con un pedido de vacancia truncado, leyes populistas aprobadas, un paquete de proyectos de ley que buscan la contrarreforma educativa (1 de ellos ya con la primera votación aprobada), una ley de devolución del FONAVI que en simple es inconstitucional dado que el Congreso no tiene iniciativa de gasto ni puede disponer del erario nacional y hasta interpelaciones tibias (obteniendo sólo 1 censura). Tampoco podemos olvidar ni dejar pasar las cuestionadas “interpretaciones a la Constitución” que la Comisión de Constitución, presidida por la fujimorista Patricia Juárez, se ha encargado de establecer para dejar en claro procedimientos y requisitos para ellos mismos buscar asegurarse en sus curules y complicar cada vez más su posible disolución. Desde este espacio, tenemos claro que este Congreso no dejará que los disuelvan…antes destituyen a Castillo, así sea de modo express, como ya nos tienen acostumbrados. Finalmente, no podemos dejar de mencionar que el Poder Legislativo cuenta con una presidenta que lejos de tomar un papel concienzudo y responsable, se reúne y trabaja hasta en comedores de hoteles cómo puede reformarse la Constitución para poder zafarse del presidente Pedro Castillo. ¿Esa es la imparcialidad que ofrece Alva? Ni media pizca de ello. Maricarmen Alva ha caído también en la pugna por intereses particulares o de un grupo de congresistas que tienen como principal acto a conseguir la destitución presidencial. Alva ya no debería presidir este Poder; no obstante, sabemos también que tiene los votos de respaldo suficientes para mantenerse.
Lo que viene no será fácil. Interpelarán y hasta podrán censurar algunos ministros impresentables del lado del Congreso. En paralelo, la comisión de Juárez trabajará a toda velocidad los proyectos de reforma constitucional que se necesiten. Asimismo, no podemos dejar pasar el hecho que el viernes pasado se dio cuenta en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales la denuncia interpuesta por Flores Nano, Tudela, Altuve y otros, contra el presidente Castillo por traición a la Patria tras los comentarios vertidos a la CNN, donde indicó infaustamente que podría cederle territorio costero a Bolivia para que tenga salida al mar. Bajo mi opinión, los meros comentarios o declaraciones no soportan el delito por traición a la Patria…tendría que haber una cesión de terreno en curso, un pacto o documento firmado entre los países o alguna figura similar que dé cuenta que se comienza a materializar lo declarado por Castillo ante Del Rincón.
Finalmente, no puedo dejar pasar la encuesta de IPSOS sobre opiniones y valoraciones a las principales autoridades del país que realizó durante la semana pasada. Dejando de lado las clásicas y hasta merecidas desaprobaciones tanto de Castillo como de Alva, resulta interesante saber que casi el 75% de los encuestados afirman querer que, de ser destituido/suspendido/vacado Castillo, Dina Boluarte renuncie o reciba alguna de las medidas ya mencionadas palabras atrás y, por sucesión constitucional, sea Maricarmen Alva (de durar este trance hasta julio 2022), la ciudadanía peruana no aceptaría que el Congreso actual ose quedarse hasta cumplir su periodo. La Constitución señala que Alva tomaría las riendas del Ejecutivo como presidenta encargada y tendría que convocar “de inmediato a elecciones” en el plazo de ley (art. 115° de la Carta Magna). Varios congresistas de derecha e incluso de Perú Libre señalan que ellos no se irán y que “defenderán” sus curules y su puesto, desconociendo que todo Ejecutivo se elige en el mismo momento electoral que al Congreso para justamente, elegir pesos y contrapesos para el quinquenio de gobierno. Aquí no caben intereses ni interpretaciones auténticas que sólo busquen que los 130 actuales preserven su curul de darse las condiciones conversadas.
El Congreso debería oír a la calle y apostar por la figura de tener que irse ambos poderes de convocarse nuevamente a elecciones, si es que no quieren tener a un sinnúmero de votantes por las calles de las principales ciudades peruanas exigiendo que los 130 congresistas se vayan. Ojo con todo esto dado que ya sabemos que a presente Congreso les gusta aprobar temas medulares cuando hay fútbol…entre gallos y medianoche, o cuando han hecho un rápido cálculo de votos y saben que para tal sesión del día habría la oportunidad de alcanzar el número mínimo para que pase el tema.
Foto: tomada de https://www.google.com.pe/amp/s/www.expreso.com.pe/politica/maria-del-carmen-alva-asegura-que-el-presidente-castillo-solicito-la-reconsideracion-de-la-comision-de-educacion/amp/