¡Finalmente! El presidente Pedro Castillo brindó su primera entrevista desde que asumió su gestión, y se la dio al periodista César Hildebrandt para el Semanario “Hildebrandt en sus trece”.
¿Aclaró dudas sobre su gestión, sus decisiones, el rumbo al que pretende dirigir al país, o las denuncias en su contra? Como era de esperarse, la respuesta es un rotundo no.
Está aprendiendo.
Lo primero que nos indica el presidente del Bicentenario es que está aprendiendo cada día (¿en serio?), que se está esforzando (uds. juzguen) y que no tiene un horizonte claro. Para Castillo, la informalidad es algo que es heredado, y más allá de eso no parece tener ideas sobre cómo combatirla y más bien su actitud sería la de dejarse llevar por esa marea, siguiendo las prácticas de gobiernos anteriores.
El señor Castillo sería de esos irresponsables que nunca han manejado un carro en su vida, y le proponen manejar un bus lleno de personas desde Lima hasta Huaraz, en plena madrugada, y dice “obvio que puedo” y se lanza al ruedo. Aprenderá, pues, en el camino. Ojalá no nos desbarranquemos.
Los nombramientos.
Todo lo criticable de su Gobierno es respondido con el típico mensaje que ha calado 6 meses en el Ejecutivo: “está en evaluación”. Así, los nombramientos indebidos, cualquiera que sean, se responden con esa frase gaseosa que no significa absolutamente nada. Resulta grave su indefinición ante el conflicto creciente entre el Ministro del Interior y el General Gallardo, sobre el cuál prefiere mantenerse en posición de espectador, como si con él no fuera la cosa.
En ese sentido, nos quiere hacer creer con frases cortantes y sin ahondar en el tema, que se arrepentiría de los nombramientos de Bruno Pacheco y Guido Bellido. Quizás, repreguntas sobre el tema habrían sido interesantes de observar, ya que al ex secretario lo respaldó bastante tiempo después de que denuncias en su contra fueran destapadas por la prensa, ¡y por el mismísimo jefe de la SUNAT! En el caso de Bellido, igualmente, sus respuestas cortantes se contradicen con los hechos.
El nombramiento de Daniel Salaverry en PerúPetro, según el Presidente, sería porque le parece interesante nombrar a críticos de su Gobierno para enriquecer su gestión. ¿Daniel Salaverry? ¿De los más críticos de su Gobierno? ¡De las cosas que recién nos estamos enterando por vivir en una dimensión paralela!
La pandemia tiene la culpa.
También encontramos las típicas excusas por no hacer nada para cumplir sus promesas populistas irresponsables de campaña: la pandemia, el sistema de Salud. Esto lo expresa sin tomar en cuenta que su candidatura no es previa a la aparición de la COVID 19, y esta situación no agarró de sorpresa a su precario Gobierno.
Karelim y Sarratea
Fueron alucinantes las respuestas sobre las denuncias que implican a Karelim López, su asidua visitante lobista, y los incidentes en Breña. Resulta que no es su amiga, nunca la ha citado, es una persona que “como cualquier ciudadano” ingresa a Palacio. ¡Obvio! Todos son unos mal pensados. ¿Acaso uds. no van a Palacio a cada rato a hablar con Castillo?
¿La fiesta infantil de su hija? No tenía ni la menor idea, ¡pobre! El señor llegó a Palacio y se dio con la sorpresa de la fiesta con la animadora Brenda Carvalho- gestión que hizo Karelim López – y no sabía nada al respecto. ¡Qué cosas! ¿No? ¿A quién no le ha pasado algo similar? ¡Envidiosos!
Lamentablemente, el periodista no ahondó más sobre el tema, no repreguntó sobre la cuestionada licitación del puente Tarata en la que está involucrada la lobista, mucho menos sobre el escandaloso – y reincidente – contrato con HPO para los barriles de biodiésel que le compró PetroPerú. Que el lector juzgue esas escandalosas omisiones.
Cuando se le pregunta por la lista de visitantes de Breña, el Presidente confirma lo que todos sabíamos: la PCM Mirtha Vásquez nos engañó y nunca saldrá esa lista. Y listo, caso cerrado. Quédense con las ganas, porque eran reuniones amicales. No importa que se haya comprobado que asistían ministros, sindicatos y proveedores del Estado. Otra oportunidad perdida para repreguntar.
Ideología y Perú Libre
Sobre Cerrón, habrá que preguntarle a él si se siente jefe del Presidente. Nada interesante sobre el tema, solo evasivas, y el hecho de que Castillo dice no sentirse subordinado del Secretario General de su – ¿aún? – partido. Sobre Bermejo, lo mismo con silencios incluidos.
Lógicamente, demostró ser incapaz de señalar a Cuba y a Nicaragua como dictaduras. Era previsible, ¿cómo va a catalogar algo externo si él mismo no es capaz de hacerse un autoexamen? Es que, según él, no es ni comunista ni marxista…es un “hombre del pueblo que cree en la democracia”. Chócala, Castillo…nosotros y Hildebrandt también.
Aparentemente, no renuncia al sueño de la Asamblea Constituyente. Sin embargo, reconoce que este camino sería constitucionalmente difícil, más aún con la ley que ha sacado el Congreso. Igual tratará que el TC la declare inconstitucional, y si no lo hiciera lo hará saber al “pueblo”.
No los quise asustar. Soy bien cándido.
Sobre la prohibición de importaciones que lanzó como propuesta durante su campaña, resulta que todos lo entendimos mal. Lo dijo frente a los productores de papa, y listo. Lavado de orejas para todos, y que lo promocione el MINSA. Y cuando anunció su intención de desactivar la Defensoría del Pueblo, fue un decir nomás. ¿Acaso lo ha hecho? También quiso dejar en claro que tampoco se le ha ocurrido la posibilidad de disolver el Congreso.
Así como no tenía ni idea de quién organizaba la fiesta de su hija, tampoco sabía de la presencia de MOVADEF (brazo político de Sendero Luminoso) cuando se asoció al CONARE.
En el mismo sentido, no lee periódicos ni ve televisión. No le interesa, e imaginamos que las noticias se las narran sus allegados. Por eso, quizás, puede expresar con la tranquilidad del que ignora una realidad, que no reconoce las encuestas que señalan el crecimiento vertiginoso de su desaprobación.
¿Qué aprendimos?
Castillo no da entrevistas porque no tiene respuestas. Está aprendiendo, no tiene objetivos claros, no sabe cómo funciona el Estado, no puede dar respuestas verosímiles a las denuncias que le llueven encima, se hace al vivo pretendiendo ser un “cándido” al que le suceden cosas sobre las que no tiene ni idea (y sobre las que no pretende informarse).
En la entrevista no se aclararon ninguna de las denuncias sobre las licitaciones otorgadas en su Gobierno a favor de sus amigos visitantes. Ni una palabra sobre HPO ni el Puente Tarata, asociados a Karelim López. Ni idea de lo que piensa sobre Bruno Pacheco y sus presiones a la SUNAT, o los 20 mil dólares encontrados en Palacio, menos sobre los ascensos en las FF.AA. Cero. Nada.
Pero lo más alarmante es ver impresas sus declaraciones y constatar que el país tiene a un Presidente perdido en el puesto. Su precariedad es vergonzosa, nos demuestra la fragilidad de una presidencia improvisada y sin apoyo político.
Tener a un gobernante así se siente horrible. Y esto no se puede limpiar.
Foto: Rebeca Diz / H13