El sistema de justicia peruano, nuevamente ha dado muestras de que necesita de una reforma urgente. Luego de haber admitido una denuncia que debió haber sido descartada de plano, ayer un juez de primera instancia tuvo la osadía de sentenciar al autor del libro “Plata como cancha”, el periodista Christopher Acosta, a 2 años de prisión suspendida y al pago de una reparación civil de 400,000 soles a favor de César Acuña por difamación.
El juez supernumerario – ojo, no es juez titular, ni de carrera. Ha sido elegido para cubrir plazas vacantes – Raúl Jesús Vega, nos ha indicado mediante un fallo vergonzoso que no se podría citar testimonios de terceros sobre denuncias públicas. Dicha resolución estaría violando los estándares internacionales sobre la libertad de prensa y expresión. Para este señor, que tiene el privilegio de impartir justicia en nuestro país, quizás sería posible demandar a la editorial que publica la Biblia, porque muchos de las afirmaciones vertidas en dicho libro no han podido ser comprobadas.
Lamentablemente, esta no es la primera vez que en primera instancia judicial se cometen atrocidades. Anteriormente hemos observado cómo jueces temerarios mandaron a la cárcel a una periodista y a su productor de televisión porque la revista que dirigía la primera sacó un reportaje en el cual denunciaban que un jugador de fútbol se habría escapado de la concentración en la que se encontraba.
También hemos sido testigos del amedrantamiento del que han sido – y siguen siendo – víctimas los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz. Ambos han tenido que sufrir los embates de una justicia que se estaría poniendo al servicio de grupos con poder (económico, político, religioso) como castigo por osar investigarlos. Esta última semana, se allanó sorpresivamente la casa de Pedro Salinas, pretendiendo quitarle su computadora con el último libro que está trabajando sobre el Sodalicio. ¿Se imaginan si la justicia fuera así de célere y eficiente con ese mismo grupo tras conocerse las denuncias sobre los abusos perpetrados por los sodálites? No. Eso no va a pasar.
La justicia peruana, finalmente, en las instancias superiores correspondientes deberá revertir todos estos atropellos. Los denunciantes y acosadores lo saben, y aún así mandan su gente para que les revienten la vida a los periodistas que pretenden investigarlos. El mensaje es clarísimo: “No se metan con nosotros, porque los vamos a fregar y perseguir. Con poder y dinero la justicia se va a acomodar a favor de nosotros, porque la pita se rompe por el lado más débil.”
¿Qué vemos los peruanos de a pie cuando estallan este tipo de noticias? Que cuando se cometen injusticias y las sufrimos, jamás tenemos el respaldo del Sistema. La justicia en esos casos va a paso lento, y nunca sanciona al que comete infracciones. Pero cuando le eres incómodo a un poderoso o grupo de poder, la justicia es célere y no duda en castigar con severidad a inocentes.
Ironías de la vida: aquel que fue denunciado por plagiar su tesis, hoy logra una sentencia condenatoria contra un periodista porque citó correctamente testimonios de terceros contra él. Nuestro respaldo a Christopher Acosta y a Pedro Salinas. Su lucha es la de todos los peruanos que necesitamos una justicia libre, decente e imparcial. La libertad de expresión es nuestro derecho, y ningún Acuña o Figari van a impedir que la defendamos.
Foto: Captura de video