Políticos ‘pandémicamente’ irresponsables

Ene 10, 2022 | ❖ Punto de Inflexión

Culminada las fiestas de diciembre y habiendo conocido que ya la variante Ómicron cohabitaba con nosotrxs, sucedió lo tantas veces advertido y pobremente prevenido: la tercera ola de la COVID-19. En esta primera semana de enero, hemos visto promedios de contagio nunca vistos en Perú desde el inicio de la pandemia y es que la variante Ómicron es altamente contagiosa. Sin embargo, no todo es tan sombrío como antes puesto que esta nueva mutación tiene, al parecer, efectos menores en los seres humanos, siendo los síntomas más comunes muy parecidos al de una fuerte gripe. Asimismo, los índices de mortalidad afortunadamente no han sufrido mayores incrementos gracias a la eficiencia de las vacunas contra la COVID-19. Hoy en día, millones de personas ya tienen incluso la 3º dosis disponible para su inoculación. Expertos y médicos prevén que el pico de la 3º ola se verá a fines de enero y, como ya ha ocurrido en otros países, el descenso de esta ola por Ómicron podría ser radical y célere de cara a la primera quincena de febrero. Lógicamente, son predicciones que deben tomarse con pinzas y evitar subestimarlas.

 

Ahora bien, el título de la columna nos lleva al marco político. ¿Qué ha pasado? Pues que políticos, funcionarios y autoridades continúan con los pésimos protocolos contra la COVID-19. Realizan intervenciones con la mascarilla retirada en auditorios o ambientes cerrados, comen con personas alrededor, continúan realizando reuniones, conferencias y plenos presenciales, se saludan de mano e incluso siguen viajando ida y vuelta a provincias para distintas labores de representación o de gestión. Pareciese que muchos políticos siguen pensando que el virus no es un enemigo latente aún en nuestra sociedad y que, si llegaron a contagiarse en algún momento, ya están “inmunes” al recontagio o lo que es aun más riesgoso de asumir: que las vacunas bloquean cualquier futura posibilidad de contagio. Todo ello completamente fuera de la verdad.

 

A la fecha, son 11 congresistas del actual quinquenio de gobierno que sufrieron y siguen sufriendo de la COVID-19 por diversas razones, que van desde sus propias labores congresales, reuniones personales o incluso viajes de ocio. ¿se pudieron evitar estos riesgos? Sin duda. (Para mayor información, ver: este enlace). Asimismo, a la fecha 1 ministra del gobierno de Pedro Castillo ha dado positivo a la enfermedad, por lo que el contagio no está ajeno a ningún poder del Estado. El presidente Castillo pidió desde Moquegua la semana pasada la más alta responsabilidad a las autoridades y ciudadanía en aras de enfrentar esta 3º ola, pero vemos que su accionar dista mucho de medidas responsables. Se toma fotos con personas sin respetar el distanciamiento social e incluso se reúne en espacios cerrados con personas de toda procedencia sin mascarilla. La pregunta que salta a colación es: ¿estas personas llegan a Palacio con una prueba negativa de COVID-19 para osar retirarse la mascarilla? Ojo, que una prueba no debería eximir a alguien de seguir usándola, pero apelamos al hecho de la más básica medida de precaución.

 

En el Congreso también se encuentran jalados en las medidas sanitarias si tuviésemos que asignarles una nota académica. Congresistas continuaron interviniendo sin mascarilla hasta el último pleno congresal que se dio en diciembre. Las llamadas de atención desde la presidencia de dicho poder llegaban a destiempo o incluso nunca llegaban al momento del hecho. Aun cuando la presidencia del Congreso había circulado un comunicado exhortando a todo el personal a no bajar la guardia ante las medidas de bioseguridad y no retirarse la mascarilla en ninguna circunstancia, pudimos ver que el pedido no tuvo mucho eco. Los contagios en el personal administrativo y asesores de cada despacho han estado a la orden del día también. Afortunadamente, congresistas responsables y fieles seguidores de la ciencia, como Ed Málaga, han ya cursado oficios a la presidenta Maricarmen Alva rogándole que todos los plenos, sesiones de comisiones y demás reuniones o eventos del Congreso se den preferentemente de manera virtual dada el alza de contagios de la 3º ola. ¿Veremos una postura más estricta de la presidenta Alva? Ojalá. El pleno de esta semana será clave para ver su responsabilidad.

Así como sucede con los temblores o terremotos, se les pide a líderes de opinión y a la ciudadanía en general que no entren en pánico desmedido que los lleven a tomar decisiones desafortunadas puesto que hay muchas más personas que colocan a ellxs como referentes de cómo se debe actuar ante estos acontecimientos que provocan un miedo inevitable. Del mismo modo, autoridades y líderes de toda índole son los llamados a dar buen ejemplo de las medidas de bioseguridad a fin de enfrentar esta pandemia. La ciudadanía no siempre lee los decretos o resoluciones supremas, ¡obvio no! Ellos siguen el ejemplo de lo que ven u oyen. Un presidente o un congresista sin mascarilla conllevará indefectiblemente a un mal ejemplo para miles de peruanxs. No podemos darnos ese lujo por tercera vez. Si bien todo hace indicar que las muertes no se dispararán ni la capacidad UCI volverá a colapsar, los contagios y los internamientos en emergencia y en Cuidados Intermedios sí podrían darse. Hay que siempre recalcar nuestra precaria realidad en, entre muchos otros ámbitos, el sector salud.

 

Finalmente, el tema de las personas antivacunas. Sin duda, el mayor peligro hoy en día de cara a poder lograr la perfecta inmunidad de rebaño. Se están viendo dos casos en Europa, Italia y Alemania, que han ya aprobado que la vacunación será obligatoria en la población de 60 años a más. Sin duda, un hecho archi controversial porque se verá una vez más la lucha legal y moral entre las libertades individuales vs. la salud y el bien común. Un tema complejo, sin duda, pero aún cuando mis principios sean liberales, considero que la libertad de una persona no puede atropellar el derecho humano a la salud de un grupo de personas, sin importan cuán grande este sea. Hay suficiente evidencia científica, médica y estadística que las vacunan han salvado y continúan salvando vidas. Son gratuitas y hay más de 30 puntos de vacunación en Lima Metropolitana. Cada región, provincia y ciudad tiene también varios centros. Nada está centralizado, menos mal. Si quieren vivos a sus familiares y amigos, vacúnense. Nadie ha mutado ni ha pasado a ser un cyborg que se le pegue los metales al cuerpo por haberse vacunado. Basta de mitos tontos.

 

Foto: Andina / Jhony Laurente

 

Autor

  • MBA por la Universidad Politécnica de Madrid y licenciado en Administración por la UPC. Experiencia laboral en logística y comercio exterior en empresas del sector privado. Militante del Partido del Buen Gobierno (PBG). De convicciones políticas democráticas y liberales, con especial enfoque en derechos humanos, medio ambiente, comercio justo y defensa de un sistema educativo de calidad. Desde hace más de 7 años, comentando sobre política desde mi espacio en Twitter: @GaboooTM.

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