Hace algunos años, iba manejando tranquilo y de la nada un salvaje hizo un giro prohibido, atravesó a varios carros y terminó impactando el mío por el lado izquierdo. El tipo quiso darse a la fuga, pero logramos detenerlo. A todo el mundo le quedaba claro de que el que había ocasionado el accidente era él, por lo que – a pesar de encontrarme fastidiado por toda la situación – estaba tranquilo de que los daños los terminaría pagando el seguro del imprudente.
Grande fue mi sorpresa cuando el tipejo me dijo que no tenía seguro y me gritó algo que luego constaté como cierto “¿Quieres ir a la comisaría? Vamos, pues. ¿Qué me van a hacer? Estamos en el Perú, a mí no me va a pasar nada”. Es así como terminamos en la estación policial, horas de trámites, pagué y realicé mi dosaje, tuve que llevar el carro a peritaje, firmas aquí y allá.
Algunos días después recogí el resultado de la investigación con la obvia conclusión de que el responsable e imprudente era el otro conductor. Pregunté en la comisaría qué era lo que seguía, o qué sanción recibiría el culpable. Nada, me dijeron. Si yo quería, podía demandarlo en el Poder Judicial, y seguramente en algunos años podría lograr ganarle el juicio. Así quedó todo, el sistema le dio la razón al salvaje.
Al frente de mi casa, diariamente el 80% de los carros que pasan por ahí (no estoy exagerando) se meten en contra en un pequeño tramo. En un mes tranquilo, esto ocasiona entre 1 y 2 accidentes de tránsito, algunos bastante aparatosos. Le he escrito a la municipalidad distrital, a la de Lima, he llamado a la policía, para que de alguna manera pongan un murito o hagan algo al respecto antes de que tengamos que lamentar alguna víctima mortal. Pero nada. No pasa nada. Cuando logro ser testigo de un accidente, lo filmo, lo pongo en twitter y ahí queda.
He pensado en todo esto tras ver que hace pocos días, unos desadaptados violaron el domicilio del ex congresista Lescano, lo atacaron y golpearon. No es la primera vez que hacen algo así, y están tan seguros de que no les pasará nada que hasta se filman cometiendo delitos y faltas. Si esto le hacen a una persona pública y no hay consecuencias…¿eso significa que cualquiera puede entrar a nuestras casas y golpearnos, no?
Vivimos así, en medio de combis con millones de papeletas, con la gente metiéndose en contra y chocando impunemente, con desadaptados pegándote y metiéndose en tu casa sin que les pase nada. Nos hemos acostumbrado a vivir sin que el Estado imparta justicia, ponga orden o haga cumplir las reglas de convivencia básicas. Tanto así que, en caso de encontrarnos en peligro, muchos ni siquiera sabemos a qué número telefónico llamar.
Todos conocemos de esta situación, y lo que hacemos – como mecanismo de defensa – es evitar problemas y seguir para adelante. ¿Hasta cuándo? Hasta que tengas la mala suerte de vivir una experiencia demasiado fuerte como para no reaccionar.
Necesitamos autoridades fuertes y eficientes, ciudadanos responsables, normas drásticas que castiguen al que las viole. Si no hacemos algo, poco a poco la gente que desea vivir en civilización seguirá yéndose, quedándose solo los resignados y los salvajes en una lucha en la que sobrevivirán las cucarachas humanas. Y ahí, Maelo será líder representativo.
Foto: Lino Chipana/GEC, tomada de https://peru21.pe/politica/miembros-de-la-resistencia-amenazan-a-fiscales-del-equipo-especial-lava-jato-noticia/