El 25 de Octubre, el Ministerio del Interior dirigido por Barranzuela, sacó un comunicado indicándonos a la población general – esa que no tiene el privilegio de estar en el poder – que “no están permitidas las reuniones sociales, incluyendo las que se realizan en domicilios y visitas familiares” y que se sancionarían a todos aquellos que incumplan esto el 31 de octubre. La gente que cumple con las disposiciones del Gobierno tuvo que guardar su disfraz de Monique Pardo o el payaso Plim Plim para otra ocasión, con bastante pena.
Sin embargo, unos vecinos de Surco no la pasaron tan bien la noche del 31. Resultó que un privilegiado intocable, realizó un tonazo por el día de la canción criolla, y el ruido no los dejaba dormir. Lógico, el dueño de la celebración quizás ya había invertido demasiado en su disfraz para esa noche…no iba a cancelar todo porque al «ridículo» del ministro del Interior se le había ocurrido sacar un comunicado prohibiendo las reuniones, ¿no? ¿Ustedes saben lo que cuesta conseguir un disfraz de queso rancio?
Pero…¡oh sorpresa! A que no adivinan de quién era la fiesta…era del mismísimo ministro del Interior…¡qué cosas! ¿no?
Debió de ser maravilloso, para él, sentir que tenía tanto poder que podía hacer lo que le venga en gana con absoluto desparpajo y desvergüenza, sabiendo que estaba por encima de los demás. No nos queda duda de eso, ya que tuvo la frescura de declarar que no había sido una fiesta, sino una reunión de trabajo…¡excusas de adolescente!
Desde que fue nombrado ese ministro, se denunciaron graves conflictos de interés que hicieron que casi todas las bancadas le hayan pedido a la PCM Vásquez que lo retire del Gabinete. Finalmente, ayer a las 8:30 de la noche, la aún premier – sí, aún – Mirtha Vásquez lanzó un tuit en el que indica que la respuesta del ministro ha sido inaceptable y que hoy se reuniría con el Presidente para tomar la decisión que corresponda. Es decir «o él o yo».
El país está atrapado en un círculo vicioso: tenemos un Presidente en una competencia consigo mismo para romper su propio récord de errores y que encima no lidera, y un Parlamento que – más allá de los gritos de algunos de sus representantes- se rehusa a cumplir su papel de fiscalización. En el caso de Maraví, por ejemplo, el Congreso se movió más lento que patada de astronauta. En casos así se necesita que actúen con la misma eficiencia con la que se vuelan una reforma política…
Mirtha Vásquez parece haber decidido que ya es hora de que ese ministro deje de celebrar la canción criolla y se vaya a la calle, a pedir caramelos junto a Bellido y Cerrón. Su permanencia en el Gabinete, apesta como su disfraz.
Sin embargo, Castillo parece tener deudas pendientes con Bermejo, con quien habría negociado el ingreso de Barranzuela. Habrá que ver si deja caer ese queso rancio del Gabinete. Pero, teniendo el antecedente de haber removido al ex Ministro de Educación por whatsapp, que Castillo se la haga larga a Vásquez y que esperen a reunirse cara a cara nos huele raro. Y que la ministra deje registro de esto en redes, tampoco nos llena de optimismo. Quizás el resultado de todo esto termina siendo la salida de PCM y Castillo sacándonos del sombrero chotano un nuevo premier con un perfil similar al de Bellido.
Esperamos que la juerga de Barranzuela haya sido buena, porque la resaca parece que será épica.
Foto: Diseño propio.