Lamentable que muchos peruanos no sepan quién fue Abimael Guzmán, no reconozcan el daño que hizo dicho terrorista genocida en nuestra sociedad durante muchos años.
Lamentable que muchos no sepan lo que pasó en Lucanamarca en 1983, donde miserables terroristas de Sendero Luminoso asesinaron sanguinariamente a 69 peruanos. Lástima que muchos no sepan que dicho grupo terrorista fue responsable de la muerte de más de 30,000 personas. (ver enlace aquí )
Lamentable que muchos no entiendan cómo muchas generaciones vivimos el terrorismo con pánico y vimos la muerte por doquier.
Lamentable que algunos sigan creyendo que la dictadura de Alberto Fujimori estuvo involucrada en la captura de la cúpula senderista hace 29 años, cuando la historia verdadera pinta un panorama muy diferente. ( ver enlace aquí o ver otro enlace aquí )
Lamentable que muchos crean que el Gobierno de Paniagua liberó a terroristas cuando podrían revisar qué significó la Comisión Lanssiers, cuándo empezó su trabajó, qué recomendó, y bajo qué régimen se decidió liberar y se liberó a presos inocentes. (ver enlace aquí )
Lamentable que en el Perú de los últimos años se haya utilizado el término “terrorista” o “terruco” indiscriminadamente contra cualquier opositor al fujimorismo y sus aliados de turno. Esto llegó a relativizar en nuestra sociedad un término que arrastraba un significado sanguinario, volviéndose un insulto común en nuestra vida política. (ver enlace aquí )
Lamentable que esa relativización de un término tan grave haya hecho que algunas personas que sí tendrían antecedentes vinculados al terrorismo se escuden en eso y ahora pretendan camuflarse victimizándose.
Lamentable que no se logró capturar antes a la cúpula de Sendero Luminoso por razones políticas (ver enlace aquí ).
Lamentable que no se hayan reparado a todas las víctimas del terrorismo.
Lamentable que existan personas asociadas al Movadef y a Sendero Luminoso que siguen pretendiendo adoctrinar a la juventud, y que aparentemente lo logran.
Lamentable que estas personas sigan buscando entrar por la puerta falsa al Estado para capturar el poder. Y lástima que seamos negligentes en ese sentido.
¿Lamentable que haya fallecido un derrotado terrorista genocida y sanguinario? No, señores.
Foto: Héctor Mata AFP/Archivos