No cabe duda de que hemos vivido meses intensos a raíz del proceso electoral que terminó dando como ganador al candidato de Perú Libre, Pedro Castillo. Como es habitual de cara a la segunda vuelta, siempre acontecen alianzas partidarias estratégicas o por convicción. En ellas se endosan apoyo y votos en favor de un@ u otr@ candidat@. En ese proceso, una de las alianzas más comentadas fue la de Verónika Mendoza, la única candidata mujer de izquierda, con Pedro Castillo. Ambos no sólo calzaron una agenda en común, sino también negociaron ministerios y una coalición de 42 votos de cara al Congreso 2021-2026.
No es secreto que las primeras 5 semanas del gobierno de Castillo han estado plagadas de decisiones cuestionadas, desacertadas y deplorables. Éstas van desde el nombramiento de un gabinete nefasto e inexperto, partiendo desde el premier, hasta la participación impertinente de Vladimir Cerrón. El presidente de Perú Libre participa tanto que da la impresión a la ciudadanía que fuese él quien gobierna desde las sombras, ¡y no caben muchas dudas, tampoco!
Volviendo con Mendoza, resulta sorprendente su débil crítica ante el incidente de agresión verbal machista que tuvo el premier Guido Bellido contra la congresista Patricia Chirinos, hija del exconstituyente Enrique Chirinos Soto. “Sólo falta que te violen”, sentenció graciosamente el entonces congresista de Perú Libre, de acuerdo con la denunciante. Incluso habría colegas congresistas testigos (ver enlace aquí). Sin embargo, descuadra aún más saber que la ministra de la mujer Anahí Durand fue parte de la cuota que recibió Nuevo Perú, el movimiento de Verónica Mendoza, para formar coalición de gobierno. Durand es socióloga de carrera (por la UNMSM), magíster en Ciencias Sociales e incluso doctora en sociología, por lo que se esperaba de ella una posición más sólida y consecuente con su formación académica y política. ¿“Que investiguen con la celeridad debida”?, así concluye Durand en un tibio tuit (ver enlace aquí). No olvidemos que la lucha por los DD.HH. y el empoderamiento a la mujer han sido banderas que siempre ha enarbolado todo movimiento en el que Mendoza ha participado, entonces ¿por qué ahora no condenar tajantemente?
Nos quedamos muchxs con la idea que la indignación en algun@s líderes polític@s es selectiva y conveniente a la realidad actual o a la cuota de poder recibida en un momento determinado.
Estos hechos llevan a pensar, ¿cuán desgastada podría terminar Verónika Mendoza si no sienta una posición alineada con los ideales que siempre ha defendido? En mi opinión, sus ya alicaídas opciones de alcanzar la presidencia del Perú quedarían completamente anuladas. Si bien es cierto que casi 1/3 del electorado votaría por alguna opción de izquierda, hay otro porcentaje que no procesa ni perdona traiciones en los ideales políticos. Una acción alineada con el movimiento Nuevo Perú sería insistir con la destitución de Bellido e incluso que Anahí Durand opte por renunciar al tener a un jefe ministerial que es incompatible con su pensamiento y su condición de mujer. No obstante, a la fecha no se ve nada conciso, salvo un pronunciamiento de la ministra Durand que todo el gabinete recibiría un “curso de inducción sobre los derechos de las mujeres”, como si una charla lograse cambiar ideas machistas arraigadas en cada uno de ellos (ver enlace aquí).
Ojalá estas acciones sirvan de ejemplo de que los ideales personales deben ser siempre no-negociables en la política y que, si uno desea incursionar en ella, busque con cuidado qué partido o movimiento representa las banderas que cada uno defiende. Hoy en día, la coherencia política es un baluarte que es archi apreciado en un entorno atiborrado de incompatibilidad, interés y corrupción.
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