Por Martín Hernández Berrocal
Los últimos días, en Latinoamérica, se han vivido hechos políticos que valen la pena analizar ya que podrían tener repercusión en la forma en la que podrían desarrollarse, de ahora en adelante, los comicios en Perú. Estamos hablando de las elecciones en Guatemala, Ecuador y Argentina. Analicemos uno por uno.
Guatemala
En Guatemala, se vivió la segunda vuelta entre Sandra Torres (de derecha conservadora) y Bernardo Arévalo (socialdemócrata con cierta tendencia izquierdista). Al cierre de este artículo, con más del 85% de actas escrutadas, Arévalo supera en más de 20% a Torres, convirtiéndolo en el presidente electo de los guatemaltecos. Lo interesante de estas elecciones es que se está viendo una tendencia en el bloque centroamericano, al optar por presidentes liberales, antisistema (Arévalo no figuraba en las encuestas al iniciar la primera vuelta) y que representen una suerte de “mano dura” frente a los problemas que azotan dicha parte del continente.
Un claro ejemplo es Nayib Bukele, quien está teniendo un gobierno relativamente exitoso (dependiendo de cómo se analice), pero que está combatiendo los problemas más graves de El Salvador. Quizá Arévalo se convierta en una suerte de Bukele 2.0, pero lo que sí queda claro es que las personas están buscando romper el esquema y confían su voto en candidatos cada vez más sorprendentes, los llamados “outsiders”.
Ecuador
Caso distinto viene sucediendo en Ecuador. Al 40% de actas escrutadas, se espera una segunda vuelta entre Luisa Gonzales (que hereda la tendencia política de Rafael Correa) y Daniel Noboa (de tendencia de centro). Sin embargo, aquí nos encontramos en una paradoja muy interesante. Por un lado, tenemos a una suerte del continuismo del gobierno de Correa, mientras que, por el otro lado, volvemos a encontrarnos con un candidato “outsider”, quien no superaba del 5% en las encuestas.
A ello hay que sumarle el asesinato del candidato (Villavicencio) que significaba la rotura con la crisis ecuatoriana y una marcada lucha contra la corrupción y la violencia que azota Ecuador desde hace varios años y que, en parte, fue el causante del cierre del Congreso y adelanto de Elecciones convocadas a inicios de año por el presidente Lasso.
Argentina
Finalmente, en Argentina, se dieron las PASO (Primarias, Abiertas, Secretas y Obligatorias), en donde los ciudadanos de dicho país elegían a quienes consideran los idóneos para participar en las elecciones presidenciales. Producto de estas elecciones, salió en primer lugar (y con muchas chances de convertirse en el próximo presidente) el señor Javier Milei, otro “outsider”, pero de tendencia de extrema derecha, con ideas radicales y que representa el hartazgo de los argentinos en pro de querer salir de una de las crisis políticas y económicas más duras, casi comparables con las de 2001.
Estas tres elecciones, polarizantes entre sí, y con posibles resultados diametralmente opuestos, confirma que actualmente Latinoamérica se enfrenta a un rechazo a la política tradicional, a una desconfianza de “lo de siempre”, dándole el voto de confianza a quien tiene una agenda opuesta a lo que viene sucediendo.
¿Y el Perú?
Perú no es un caso aparte. Tenemos una sociedad polarizada, dividida, con fuertes choques a nivel social, económico, étnico y que, sin embargo, opinan lo mismo: La crisis en la que estamos inmersas tiene un mismo origen, que no es más que el continuismo del sistema político, donde los últimos representantes vienen de una misma matriz de corrupción, decepciones, sin ideas de qué se quiere como país y que, de manera perpetua, pareciera que buscan el beneficio propio a costa de los ciudadanos.
Lo de Guatemala y Ecuador ya lo vivimos hace poco. Pedro Castillo es un ejemplo de ello. Se le dio la chance a quién representaba “el cambio”, pero terminó siendo más de lo mismo.
Ahora, a 3 años de las siguientes elecciones, se pronostica una jornada electoral marcada por una profunda polarización. Es muy probable que tengamos a un presidente de ideología radical (izquierda o derecha). Sin embargo, es momento de pensar, es momento de analizar lo que sucede.
Pero más importante, es momento de dejar de lado rencillas, diferencias y pensamientos distintos.
Tenemos la oportunidad de generar un candidato de consenso, con una ideología que una, en vez de separar, que sume y no reste. Que de esperanza y no más incertidumbre.
La paz y la democracia la defendemos todos.
Imagen: Europa Press