Por Ricardo Gálvez del Bosque
Hoy es el día de la tan publicitada marcha denominada “Toma de Lima”. En ella, diversas personas y múltiples organizaciones con diferentes intereses y pedidos manifestarán su disconformidad con nuestra clase política. Lógicamente, los principales protagonistas del descontento ciudadano son el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso en su conjunto, cuyos representantes han agudizado la crisis y precarizado la política y la democracia.
Sobre esta marcha, ayer, Dina Boluarte y su gabinete brindaron algunas declaraciones y respondieron a un número reducido de preguntas. En su alocución, la Presidente, se hizo a la que no entendía por qué le reclamaban cosas sobre las que no tiene ningún poder. Con una candidez que obviamente no tiene, recordó que ella hizo la propuesta de adelanto electoral al Congreso y que no podía hacer nada más que eso. Pobre. Atada de manos. Mandó los papelitos del proyecto, se lo rechazaron, y se quedó tranquilita tomando el té con su traje amarillo patito. ¡Ya, pues!
¿No podía hacer nada más? ¿Qué le parece el emplazar, ante la crisis política, al Congreso para que lo apruebe condicionándolo con su renuncia? ¿Por qué, si verdaderamente quería el adelanto electoral, no les lanzó un mensaje más claro y contundente? Uno tipo:
“Señores, nos vamos a ir todos. Ese es un hecho. Está en su poder decidir si nos vamos en un proceso electoral ordenado y con un cronograma que ustedes aprueben. O nos vamos a la mala con mi renuncia”.
Seamos claros y dejemos de lado nuestro parecer sobre si debe o no haber un adelanto electoral: la señora no hizo nada porque, en verdad, no quería culminar su mandato antes de tiempo. Por tanto, sus pedidos al respecto son vistos, por un sector de la población, como engaños viles. Y, ¿cómo creen que reacciona la gente que se siente engañada con quien los estafó? Entonces, ¿por qué se sorprende del rechazo que genera?
Sobre las muertes de las protestas pasadas, como era de esperarse, mutis total. Con ella no era. Era previsible, no va a admitir culpabilidad de manera pública. Pero, ¿sobre su responsabilidad política? Tampoco se oye, padre.
Como era de esperarse, su discurso fue bastante soso y con pocas luces sobre temas trascendentes. Sin desmerecer el agua de nuestras vicuñas, ver a la Presidente dramatizar sobre ese tema a vísperas de una protesta en su contra, se sintió bastante extraño. Luego, escuchar a su PCM decir que la gente quiere ver tranquila el clásico de fútbol del sábado terminó de mostrarnos que este segundo Ejecutivo que provino de Perú Libre es una lágrima.
Finalmente, la cereza de la torta fue la respuesta de Boluarte ante la pregunta sobre la denuncia del plagio del libro que publicó. Su respuesta fue, francamente, ridícula. Que no se tuvo la intención de publicar el libro, que su aporte fue irrelevante. Ya, ¿y? ¿Plagió o no? ¿Usó ese documento plagiado en su Hoja de Vida para conseguir un puesto en el Estado? ¿Sí o no? Poco importa si tuvo o no tuvo la intención de publicar el libro, a nadie le interesa eso y nadie se lo ha preguntado.
Estaremos atentos a lo que suceda el día de hoy y esperamos que esta jornada sea pacífica y que Boluarte deje esa actitud de cándida que no le sienta bien y que nadie le cree. ¿No les desespera cuando los políticos se hacen a los tontuelos?
Imagen: TV Perú