Por Martín Hernández Berrocal
El transporte en el Perú es algo chistoso y caótico. De más está decir que existen rutas simultáneas que transitan por las mismas avenidas y que, al mismo estilo de Rápidos y Furiosos, suelen competir por quién logra subir más pasajeros.
En los últimos días, sin embargo, ha estado en constante debate la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), quien viene, desde hace años, realizando esfuerzos sobrehumanos para tratar de, por fin, ordenar el caos vehicular en Lima. Pero, como es de esperarse, la informalidad es tan grande en el país, y los que se juran “Pepe el Vivo” siguen reproduciéndose como pan caliente, dichas reformas de transporte aún no logran ver la luz. ¿Incapacidad de la ATU para ejecutar proyectos? ¿Intereses escondidos? ¿Qué tiene que ver el Congreso? Aquí algunas explicaciones.
La principal labor de la ATU es ordenar el tráfico. Esto significa, tener que tomar decisiones que a muchos no les guste, con tal de asegurar un mínimo de bienestar y calidad a los peruanos. En otras palabras, la ATU tiene dentro de sus competencias avalar o desacreditar las rutas que transitan por las calles de Lima y Callao.
Sin embargo, esta toma de decisiones conlleva siempre a que un grupo de personas exijan, sin sustento alguno, que la informalidad vuelva a reinar en las calles. Es más, ayer 3 de julio, en plena hora punta de la mañana, interrumpieron el tránsito en Comas y, con carteles en mano, pedían a la ATU que no les quite el transporte urbano.
Lo que es importante destacar es que la reforma del transporte es algo sumamente necesario para nuestro país. No solamente por el hecho de estar, relativamente, a la vanguardia de las ciudades medianamente desarrolladas, sino que con ello podremos contar con un servicio formal, con generación de riqueza para el país y con personas capacitadas para conducir los distintos vehículos de transporte.
No obstante, miembros de Perú Libre, hace unas semanas, presentaron dos propuestas legislativas para formalizar el transporte colectivo. Este medio, que no está reconocido por la ATU, presenta no solo serios cuestionamientos en el terreno de la informalidad y el aglutinamiento de las unidades en plena vía pública. También son los causantes de terribles secuestros al paso.
La ATU, como autoridad competente, debe tener las herramientas y la autoridad para poder decidir sobre el transporte público. Es hora de tener un servicio ordenado, limpio, puntual y seguro que no solo aligere la movilización a lo largo de los distritos, sino que nos permita vivir en una sociedad ordenada, donde se respete el transporte público, donde exista calidad para el desplazamiento, y, sobre todo, que haya un ente que supervise y vigile que las normas se cumplan, evitando así posibles accidentes que dañen la integridad humana.
Imagen: Tomada de https://www.limacomovamos.org/noticias/rechazo-a-la-formalizacion-de-colectivos-por-parte-del-congreso-de-la-republica/