Por Ricardo Gálvez del Bosque
El congresista fujimorista, Hernando Guerra García, declaró este martes que considera que “la mejor candidata a la presidencia es Keiko Fujimori, de todas maneras”.
Uno creería que, siguiendo esa frase, el parlamentario aclararía que es la mejor candidata “para sus contrincantes”, ¡pero no! ¡Lo dijo con la misma seriedad con la que Miki Torres le llevaba papel higiénico a la carceleta!
“François Mitterrand (expresidente de Francia) se presentó a cinco elecciones, Salvador Allende a seis, Andrés Manuel López Obrador a cuatro, creo. Así es la política, una carrera de largo aliento”.
Difícil discutir con alguien que compara a Keiko Fujimori con Miterrand, quien perdió contra De Gaulle y no contra un personaje como Pedro Castillo. No logran entender que Fujimori es la candidata predilecta de cualquier opositor que se le enfrente en segunda vuelta.
Pareciera que están en negación. No quieren darse cuenta que le ganan ex militares con planes como la “Gran Transformación”, lobistas gringos de la tercera edad, y profesores sindicalistas sin ninguna experiencia y preparación. Vamos, si el electorado peruano tuviera que elegir entre Keiko Fujimori y una porción de pollo a la brasa para la Presidencia, lo único que no sabríamos es si elegirían pierna con encuentro o pechuga.
Keiko Fujimori ha sido lo peor que le ha podido pasar a la derecha. Desde que salió elegido PPK, generó una crisis política brutal que impidió que se realicen en ese quinquenio las reformas que ese sector anhelaba. Y no solo hizo que se desperdiciaran esos 5 años, sino que su obstruccionismo fue caldo de cultivo para que la izquierda imponga su narrativa. Finalmente, su torpe e insistente candidatura en el 2021 facilitó el camino para que un corrupto e inepto Pedro Castillo llegue al poder.
Por si fuera poco, su cuento del fraudismo terminó de desprestigiar a su partido y al sector político que la acompañó en ese propósito absurdo. El desprecio hacia el voto rural, la proliferación de mentiras y su actitud antidemocrática sirvieron para que el precario gobierno de Pedro Castillo se victimice y consiga la simpatía de los menos privilegiados.
Se puso en bandeja como el cuco que despreciaba al hombre del pueblo, desconociendo su derrota y mostrando sus ánimos de venganza. Hasta el día de hoy, la narrativa de victimización que alimentó Fujimori es usada por los que niegan la realidad sobre los delitos por los tiene que responder Castillo.
Todo esto lo saben los fujimoristas como Guerra García. Es casi imposible que no reconozcan, por lo menos en su fuero interno, la resistencia que genera Keiko Fujimori. Sería de una necedad extrema no darse cuenta de que Fujimori es la campeona del antivoto y la garantía del triunfo de su contendor.
Entonces, ¿por qué brindan ese tipo de declaraciones? Algunos lo hacen como lanzando un “globo de ensayo”. Estamos lejos de las Elecciones, por tanto, prueban la reacción de la gente para medir la temperatura sobre dicha candidatura.
Otros lo hacen por pura conveniencia: Fujimori no ganará, pero vaya que es una locomotora que tiene cierto arrastre y que permite colocar varios congresistas en el Parlamento. ¿O creen que un candidato presidencial como Galarreta lograría colocar más de 3 curules?
Finalmente, están los más básicos: los franeleros. Nunca faltan los mediocres acostumbrados a alabar al líder de su organización. Son aquellos que disfrutan disfrazándose de felpudos y creen que así lograrán la gracia de sus caudillos y por tanto obtendrán una cuota de poder mayor. Dejamos a criterio del lector ubicar a Guerra García.
Por el bien del país, el círculo cercano de Keiko debería decirle que no tiene que renunciar a sus sueños de ser presidente, solo tiene que seguir durmiendo.
Imagen: Twitter Keiko Fujimori.