Por Martín Hernández Berrocal
El jueves 25 de mayo de este año, en Villa el Salvador, un delincuente entró a robar a un chifa. Luego de intimidar a un menor de edad y a su madre, el dueño del establecimiento, al escuchar tanto gritos de su familia como los ladridos del perro, salió hacia el frontis de la barra y disparó a quemarropa al malhechor, ocasionándole la muerte instantánea. Según las cámaras de seguridad, el ladrón aparentaba tener un arma en su bolsillo, pero las pericias posteriores concluyeron que era un simple tenedor. Es en este momento donde la atención se centró en el dueño del chifa y, tras pasar los exámenes correspondientes, fue puesto en libertad. Sí, lo quisieron meter preso por querer defender a su familia y negocio.
Y justamente fue este acto de querer meter preso a una persona, típica de nuestra policía, la que propició una pregunta que la ciudadanía se realiza con mayor frecuencia: ¿Este caso fue legítima defensa o fue desproporcional el uso de la fuerza? Para mí es la primera opción.
Cuando vemos las imágenes de las cámaras de seguridad, lo que resalta es que el ladrón tiene algo en su bolsillo. Ahí simplemente podemos suponer la presencia de algún elemento el cual pudiera servir para atentar contra el derecho fundamental de cualquier ser humano: la vida. En casos como estos, siempre debe primar la defensa de la condición humana como tal. Y eso es lo que hizo el dueño del chifa.
Por otro lado, si el ladrón «no tuvo la intención de disparar», al hacer el ademán en su bolsillo, simulando portar un arma, ya entra en el supuesto de una intencionalidad, por lo tanto, se asumirá que quiere realmente tiene los mecanismos para atentar contra uno. Y cualquier ser humano, ante esta situación, no dudará en utilizar lo que tiene a la mano para poder defenderse.
En una ciudad caótica como Lima, con actos delincuenciales frecuentes, es ilógico suponer una causal de “proporcionalidad” al momento de enfrentarte a un acto donde tu integridad está en riesgo. ¿O acaso se le preguntará al ladrón qué tipo de arma tiene para primero buscar algo similar y luego recién enfrentarle y defender lo tuyo?
La regulación peruana permite que uno porte armas de fuego siempre y cuando haya pasado los exámenes de la autoridad competente (Sucamec), y haya demostrado mediante pruebas psicológicas y psiquiátricas una aptitud idónea. No es descabellado pensar que, producto de la indignación e ineficiencia de las autoridades, muy pronto los ciudadanos, hartos de que ser víctimas de la delincuencia, empiecen a armarse con mecanismos no letales, que sirvan para la disuasión.
Es imperativo que las autoridades pongan las barbas en remojo, y tomen cartas en el asunto. O se activan protocolos de inmediato o podríamos enfrentarnos a nuestra propia versión de “La Purga”.
Y quienes han visto esa película, saben que las cosas no terminan bien.
Imagen tomada de https://www.rpa.pe/publicaciones/jurisprudencia/precisiones-en-torno-a-los-requisitos-de-la-legitima-defensa-como-una-causa-de-justificacion/