Por Martín Hernández Berrocal
El último 19 de mayo de este año, el señor Josué Manuel Gutiérrez Cóndor fue elegido Defensor del Pueblo. En una votación sin precedentes, obtuvo 88 votos, por lo cual superó al otro candidato, quien representaba la opción del ala de la derecha del congreso. Lo que más resalta en esta votación, es que las bancadas de Fuerza Popular y Perú Libre, entre otros, hicieron una “alianza”, con lo cual se logró que el cuestionado señor, sin experiencia en Derechos Humanos, se convierta en el líder de este organismo autónomo.
Inmediatamente después de su designación, la reacción fue unánime. ¿Cómo era posible que una persona sin la evidente preparación (comparado con el otro candidato Rioja Vallejos), con cuestionamientos previos y vinculado directamente con la bancada del lápiz asuma semejante cargo de envergadura? ¿Cómo era posible, que 2 bancadas ideológicamente opuestas, de la noche a la mañana, hayan votado de manera conjunta para elegir a este señor?
Es evidente que los congresistas no quieren irse de su curul. No quieren dejar de percibir sumas que difícilmente en su vida cotidiana podrían volver a ver, ni dejar de recibir los cuantiosos beneficios que ser un padre de la patria conlleva. Es lamentable su condición moral, que son capaces de todo con tal de sostenerse con uñas y dientes a sus puestos, aun sabiendo que su desaprobación ha alcanzado nuevos niveles históricos en negativo.
A pesar de que se entiende que esto es política, y que en el día a día se deben hacer acuerdos para llegar a consenso, estos acuerdos deben estar encaminados a defender la democracia, fortalecerla y poner en primer lugar al ciudadano. La moral es un valor intrínseco en cualquier persona, sea funcionario público o no. Y los congresistas, por lo que han venido demostrando, tienen una falta tremenda de ella. Una civilización donde las alianzas por conveniencia, o porque “luego me las voy a cobrar”, no son positivas bajo ningún pretexto. Son meras excusas para evidenciar que lo que impera tras las puertas del Congreso es el beneficio de unos pocos, quienes, a costa del bienestar de la población, es que toman dichas decisiones.
La moral, en política, es algo fundamental. Es perseguir tus convicciones, tu ideología. Es tener que enfrentarte a quien debas, con tal de defender algo mucho más grande. Lamentablemente, vivimos en una generación donde dicho valor no es uno de los elementos que más resaltan.
Como siempre suelo decir, no basta con elegir a la cara bonita, o a quien te ofrezca más sueños. Lo más importante, es elegir alguien con solvencia moral y una ética demostrable, que sean capaces de poder defender sus ideas en base a debates y discusiones, y no a través de pactos por debajo de la mesa.
Lamentablemente, como sociedad, aún nos falta poco. Pero aún confío en que nos demos cuenta de que necesitamos unirnos para luchar contra todos los males que siguen aquejando al país.
Juntos, somos más fuertes.
Imagen tomada de https://elcomercio.pe/politica/congreso/josue-gutierrez-presentan-dos-reconsideraciones-sobre-votacion-que-permitio-su-eleccion-como-defensor-del-pueblo-edward-malaga-carlos-anderson-congreso-noticia/