Por Ricardo Gálvez del Bosque
Esta semana que ha pasado, la Fiscalía pareciera haber estado en un festival de allanamientos contra diferentes personalidades de la política. Uno de los principales fue el que se realizó al domicilio del ex primer Ministro golpista de Pedro Castillo, Aníbal Torres. Aparentemente, la Fiscalía buscaba pruebas sobre su involucramiento en el intento de golpe que ordenó el ex presidente que hoy se encuentra en prisión.
Algunos intuyen, con bastantes evidencias, que algo puede estar mal en la azotea de Aníbal Torres. Pero, aún con esos problemas, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que tras 3 meses del golpe que orquestaron, Torres tenga en su domicilio pruebas que lo involucran en el golpe de Estado? ¡Ni hablar, pues! Si hasta Pedro Castillo debe haber eliminado del historial de búsqueda de su celular su googleada de “¿es mejor dar un golpe de Estado en vivo o con video grabado?” y “ranking de las mejores playas de México”.
Luego, avanzada la semana, sucedieron los allanamientos de 18 supuestos “niños” del Congreso, junto al de la otra ex primera ministra golpista, Betssy Chávez. Chávez, muy tranquila, se dio el lujo de decir que no encontrarían prueba de delito alguno en su domicilio. Lógico, pues. Nadie tiene un file que dice “Pruebas que me incriminan. Volúmen 1”. Y menos, después de meses de detectado el delito.
Y es que, un allanamiento, para ser efectivo debe realizarse lo antes posible, sin que los implicados sospechen que éste se avecina. Debe ser, pues, un evento inesperado para los involucrados. Por tanto, estos allanamientos fuera de tiempo, ¿a qué responden? Pareciera que solo a hacer un show mediático al respecto y nada más.
Ojalá el Ministerio Público haya encontrado más pruebas de las que los comunes ciudadanos tenemos sobre la participación de Chávez y Torres en el golpe de Estado. Aunque, con el material filmográfico que se tiene de ese día ya hay bastante material como para saber qué delitos habrían cometido.
Esperamos que tanto show no se desinfle como el caso que ha estado investigando el fiscal Juárez Atoche. El mediático letrado, hasta hace poco, decía con arrogancia que iba a acusar a Martín Vizcarra por 5 delitos que éste habría cometido.
Al final, esta semana se supo que todo el bluff terminó en una sola acusación (cohecho pasivo propio), y que ésta solo estaría sustentada en los dichos de terceros, sin ningún importante sustento documental. Así, luego de gritar a los cuatro vientos que metería preso a Vizcarra hasta por 34 años, termina haciendo el ridículo con una investigación pobre que no pasaría (en el peor de los casos) de una pena de 15. Si es que logra condena antes de que prescriba, claro está.
Así que nada. Sería bueno un poco menos de show, y un poco más de resultados.
Imagen: Ministerio Público