Por Ricardo Gálvez del Bosque
Ayer recibimos y publicamos el borrador de una carta que estaría dirigida a las autoridades estadounidenses que ven la extradición de Toledo solicitando que se detenga dicho proceso. Dicho documento lo estarían firmando prestigiosos profesores de Standford. Entre ellos se encontrarían el politólogo Steven Levitsky y Francis Fukuyama, respetados profesionales de renombre mundial.
El borrador, tal cual está escrito, es bastante impreciso considerando que estaría siendo suscrito por grandes personalidades conocedoras del acontecer político internacional. En ella, empiezan indicando que, “cualquiera que sean los argumentos legales de la extradición, los suscritos consideran que existen preocupantes consideraciones humanitarias y de derechos humanos que, en concordancia a los valores democráticos” deberían tomarse en cuenta en su caso (la traducción es nuestra).
Prosiguen indicando que Alejandro Toledo no podría obtener un juicio justo y expedito en el Perú dada la situación en la que se encuentra nuestro país, mencionando la extrema polarización, la inestabilidad e ilegitimidad de nuestras instituciones, además de la corrupción y politización de las mismas. En el último párrafo medianamente coherente, utilizan el origen racial del ex presidente como herramienta de victimización hacia el acusado de corrupción.
Consideramos que los dos últimos párrafos de la misiva son los más pobres en su argumentación. Primero, comentan sobre el estado de salud de Alejandro Toledo, y sobre la falta de seguridad que ésta tendría dadas las condiciones carcelarias en el Perú. Se olvidan, pues, que Alberto Fujimori es mayor que el acusado, también tendría condiciones carcelarias similares, y compartiría espacios con el extraditable. Es de público conocimiento que le tocaría instalarse en lo que se le denomina coloquialmente una “cárcel de oro”.
Finalmente, el último argumento para buscar suspender la extradición deja mucho que desear. Se mencionan los logros de su presidencia, el hecho de que encabezó el retorno a la democracia en el Perú, el talante democrático de su régimen, el haber sido un socio estratégico en la región. Y con la última oración, ponen la cereza en la torta maltrecha que representa esta lamentable misiva:
“Creemos que devolver a alguien con esas credenciales democráticas a un país que está retrocediendo hacia el autoritarismo o la anarquía no es una buena manera de demostrar nuestro compromiso con la democracia y los derechos humanos.”
Convenientes omisiones
Los renombrados profesores omiten, convenientemente, el cúmulo de evidencias de actos de corrupción que pesan sobre Alejandro Toledo. No las mencionan, les resultarían irrelevantes. Siendo el caso más redondo y mejor probado que se tienen sobre mecanismos de corrupción y lavado de activos, su silencio sobre el tema es ensordecedor. Se olvidan también que una democracia sólida debe combatir la corrupción eficientemente, venga de donde venga. ¿O la justicia no es un valor democrático?
Con una candidez poco típica en ellos, mencionan los logros de su presidencia y lo favorable que fue para el sistema democrático. No reconocen que, por el contrario, sus “credenciales democráticas” y su “lucha contra la dictadura” son – más bien – agravantes. Y es que, al representar dicha esperanza, sus corruptelas resultan una traición mucho más dolorosa para nuestra alicaída democracia.
Por último, creemos justo indicar que a Alejandro Toledo no se le juzgará por lo bueno que haya hecho o por acciones que nada tienen que ver en el asunto. Se le juzgará por los delitos cometidos. Un delincuente no lo es porque actuó como tal en todos los ámbitos en los que se desarrolló. Lo es por los delitos en los que se involucró. Y en su caso, éstos tienen suficiente probanza como para garantizarle una larga permanencia en la cárcel.
¿Qué sensación nos deja esta carta?
Efectivamente, la imagen del Perú a nivel internacional es pésima. Las últimas violaciones a los derechos humanos muestran nuestra peor cara ante el mundo. Sin embargo, mezclar “papas con camotes”, convenientemente, para sustraer a un individuo de la acción de la justicia resulta bastante engañoso.
No serán ni Dina Boluarte ni este Congreso desprestigiado y caótico los que juzgarán a Alejandro Toledo. Tampoco lo harán las Fuerzas Armadas, sino el Sistema de Justicia Peruano que ha demostrado con bastante solidez ante los Estados Unidos la calidad de las pruebas que tiene sobre el ex presidente.
Queda bastante claro que las redes y contactos de Alejandro Toledo en el extranjero son bastante sólidas. Aún tiene cartas bajo la manga y se maneja muy bien en círculos de prestigio académico, algo que no se ha tomado en cuenta en nuestro país.
Errar es humano, nadie es infalible. Esperamos que el borrador de ese documento no sea suscrito dadas las gruesas imprecisiones que se plasman en él.
Imagen: Composición PUNTO MEDIO. Papas con camotes tomada de https://www.directoalpaladar.com.mx/salud-y-nutricion/papas-o-camotes-cuales-son-mas-saludables. Carta: Difusión.