Por Ricardo Gálvez del Bosque
El día de ayer explicamos dos de los cuatro reclamos que se escuchan en las manifestaciones que hay alrededor del país (renuncia de Dina Boluarte y cierre del Congreso). Hoy analizaremos brevemente la propuesta de convocatoria inmediata a Elecciones Generales y lo que implica una Asamblea Constituyente.
Elecciones Generales inmediatas
No habiéndose resuelto los dos pedidos que mencionamos ayer (renuncia de Boluarte y cierre del Congreso), ¿quién convocaría esas elecciones si todos se han ido? ¿Los militares?
Pero, vamos, trataremos de estirar el chicle. Digamos que Boluarte renunció y que se eligió como Presidente a un congresista que todo el país respeta (¡suerte con eso!). Aún así, el cronograma electoral que se tiene que cumplir para garantizar elecciones libres, independientes y con un mínimo de confianza no se puede achicar a gusto del cliente.
“Pero ya se hizo antes. Con Paniagua se hizo en 4 meses”. Falso. Fujimori, a mediados de setiembre lanzó el proyecto de ley que adelanta las elecciones y recorta los mandatos de todas las autoridades electas en abril del 2000. Cuando Paniagua asume la Presidencia a finales de Noviembre, el adelanto electoral ya estaba aprobado.
Es decir, desque que se presentó el proyecto y se realizaron las elecciones pasaron casi 8 meses. Ocho. Por tanto, lo que indican los organismos electorales es bastante coherente: acortando todo el cronograma podría ser viable que se realicen elecciones en diciembre del 2023, en el mejor de los casos.
Pero, bajo ese escenario (elecciones en diciembre) las reglas electorales serían las mismas, las organizaciones participantes serían prácticamente las mismas, y el resultado sería un simple chocolateo de ingredientes con un resultado probablemente similar. También se dejarían de lado, una vez más, las elecciones primarias que tanto necesitamos para filtrar a los pésimos candidatos.
Como estamos en emergencia, digamos que ya no importan las reformas (que, al fin y al cabo, este Congreso solo formula las que les convienen). Digamos que, ya no nos interesa tener primarias ni intentar mejorar la oferta electoral. ¿Saben quiénes se benefician con esta medida? Las organizaciones que en este momento tienen inscripción. Las que están intentando entrar y cambiar la oferta electoral quedarían fuera.
Tomemos por ejemplo a la izquierda, que puede llegar a obtener hasta un tercio de los votos en primera vuelta. La oferta que electoral que podría ofrecer solo incluiría a dos partidos (los únicos con inscripción vigente). ¿Cuáles creen que serían? Lo adivinaron. Perú Libre y Juntos por el Perú. ¡Qué conveniente para ellos! ¿No?
¿Eso es lo que se quiere tener en las elecciones de diciembre? ¿Es tan importante comernos 3 meses del cronograma electoral (con las consecuencias que hemos descrito)?
La Asamblea Constituyente
En este medio hemos publicado varias veces sobre ese tema. En abril (ver aquí ) explicamos cómo se podría materializar la propuesta y lo que demoraría. ¿Saben cuánto demora entre que se propone y se logra tener una nueva Constitución? Entre 3 y 4 años.
Por otro lado, sin desconocer las pésimas gestiones que nos han llevado a este inaceptable nivel de desigualdad, ¿la gente es consciente sobre qué implica un cambio de la Constitución? ¿Es realmente la solución a los problemas estructurales que tenemos? ¿Qué se quiere cambiar en concreto?
Además, ¿tenemos la suficiente espalda financiera para soportar 4 años de incertidumbre que frenarán las inversiones? Porque, ¿quién invierte sin saber cuáles serán las nuevas reglas de juego?
Lógicamente, quienes impulsan esta idea no explican estas cosas y salen con mil excusas sin lógica alguna, acompañadas de arengas gaseosas y no aterrizadas en situaciones concretas.
Les dejamos la siguiente pregunta: ¿Qué tan viables son los reclamos de los manifestantes?
Imagen: Reuters. Tomada de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-63922764