Por Ricardo Gálvez del Bosque
Las protestas que estamos viendo en estos momentos, aparentemente, tendrían 4 objetivos: la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del Congreso, elecciones generales inmediatas, la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
En este espacio nos concentraremos en explicar los dos primeros puntos, y el día de mañana explicaremos los últimos dos.
Renuncia de Dina Boluarte
Contrario a la narrativa que ciertos grupos políticos han construido, Dina Boluarte fue elegida vicepresidenta en la misma plancha presidencial en la que participó Pedro Castillo. Hasta hace poco, Boluarte era ministra del régimen de Pedro Castillo. Ella asume la presidencia tras el golpe de Estado fallido que pretendió hacer su antecesor, siguiendo el orden constitucionalmente establecido.
La narrativa que se construyó, a pocas horas de que Boluarte asumiera y sin que ella haya realizado ninguna gestión aún, fue que la señora era una ursurpadora que se habría aliado con los enemigos de Pedro Castillo para tomar el poder. Esto caló fuerte tras su primer discurso (anunciando que se quedaba hasta el 2026, como constitucionalmente le correspondía, sin entender la coyuntura en la que se desenvolvía), y tras la celebración del Congreso (bastante desubicada) luego de vacar correctamente al golpista que presidió el país desde el 2021.
Tras las primeras protestas, Boluarte tuvo que rectificarse y anunciar el adelanto de Elecciones, autoproclamándose “Presidenta de Transición”. Sin embargo, la chispa ya se había prendido. Luego vinieron los acontecimientos que todos lamentamos y condenamos: protestas con violencia y vandalismo, intento de tomas de aeropuertos y propiedad estatal, saqueos, represión violenta de las fuerzas del orden, asesinatos a tiros, bloqueos de carreteras, ataques a ambulancias, quema de policías.
Muchas de las personas que protestan contra Boluarte detestan al mismo tiempo al Congreso. Es más, lo detestan con mayor pasión. Sin embargo, el pedido de la renuncia de Dina Boluarte, lo que traería en la práctica es que ese Congreso que tanto odian elija entre sus representantes a un nuevo(a) Presidente(a) de la República.
Los que protestan, ¿quieren ver a Williams con la banda presidencial? Lo dudamos. “Pero se puede elegir a otro congresista”. Buen punto. Pero, ¿este Congreso podrá ser capaz de lograr un nivel de consenso tal que haga que elijan a un nuevo Presidente que pueda calmar las manifestaciones? Por otro lado, ¿se quiere que el Congreso tenga en sus manos al Poder Ejecutivo y Legislativo, y que no exista ningún contrapeso que se le pueda enfrentar (aunque sea débilmente)?
Con esto no queremos decir que hay que sostener a Dina Boluarte luego de los resultados nefastos de las represiones, el mal manejo de la crisis, y las decenas de fallecidos. Lo único que queremos evidenciar es que su eventual salida no necesariamente traerá la paz de la que tanto se habla. Por el contrario, un Presidente elegido por este Congreso puede terminar siendo nefasto para la calle.
Cierre del Congreso
Cerrar el Congreso -algo que es inconstitucional – es un delito. Es un golpe de Estado. Basta mirar a Pedro Castillo, saber dónde está y reconocer por qué está ahí.
Por otro lado, en concreto y aterrizando la “arenga popular”, ¿a quién se le pide que ejecute ese delito? ¿A Boluarte? ¿A su sucesor, que al mismo tiempo sería congresista y que por tanto se disolvería a él mismo? ¿Quiénes tendrían que dar ese golpe de Estado? ¿Los militares que hoy son repudiados por el sur del país?
Mañana publicaremos sobre los últimos dos reclamos que mencionamos: El adelanto de elecciones inmediato y la Asamblea Constituyente.
Imagen: Reuters. Tomada de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-63922764