Por Ricardo Gálvez del Bosque
Al observar cómo se pretende inhabilitar a la ex Ministra de Economía y Finanzas desde una comisión del Congreso, uno no puede dejar de pensar en qué incentivos puede tener un profesional de primer nivel para asumir una cartera en el Perú.
El sueldo puede ser tentador para muchos. Sin embargo, un profesional de cierto nivel, con las capacidades para asumir a cabalidad un ministerio, podría estar ganando mucho más en el sector privado. Es más, muchos tienen que renunciar a puestos con mejor remuneración, con menor stress y con mayor estabilidad para liderar una cartera en un Gabinete de Ministros.
Por tanto, dudamos que muchos asuman ese riesgo por intereses económicos (lícitos, claramente). Es más, uno debería ahorrar todo lo que pueda, si es que va a asumir una cartera, debido a que, si decide hacer algún cambio durante su gestión, lo más probable es que los perjudicados por su decisión decidan denunciarlo penal y civilmente. Así que, lo más sabio que uno podría hacer es estar preparado para desfilar en el Poder Judicial por varios años.
Servir al país, ganar un mayor prestigio profesional, que sus hojas de vida adquieran una mayor importancia y relevancia, suelen ser algunos de los incentivos de las personas honradas que deciden integrar un gabinete ministerial.
Sin embargo, a la hora de la hora, la gestión dentro del Estado trae bastantes problemas legales y familiares. Para nadie es sorpresa de que dentro del aparato estatal la corrupción es moneda corriente, y si uno pretende enfrentarse a las mafias que operan dentro podría arriesgarse a nivel personal. ¿O alguien en su sano juicio cree que las mafias se retiran con absoluta tranquilidad cuando son expectoradas?
Es probable que enemigos y adversarios atenten de alguna u otra manera contra su familia, o se ejecuten venganzas. Pueden ser leves como el sacar a la luz algún trapito sucio y hacerlo público, o generarle perjuicios a alguna propiedad o empresa que tenga un familiar cercano. O pueden ser graves, como seguimientos y amenazas a la seguridad de sus seres queridos.
Si todo esto está en la balanza, para las personas honradas es muy difícil tomar una decisión así. Lógicamente, los inescrupulosos que mueren por un fajín y no están a la altura de las circunstancias (ni personal, ni ética ni profesionalmente) no tendrán ningún problema en asumir una cartera. ¿Poder, dinero, favores, coimas? Bienvenidas, ¡festín!
Uno puede criticar la gestión de cualquier funcionario público, pero de ahí a lanzar acusaciones de grueso calibre solo para ejecutar una venganza política resulta inaceptable. Pretender inhabilitar a una funcionaria de carrera del MEF por compras de pruebas rápidas (sobre las cuales ella no tenía ninguna injerencia técnica alguna) es un despropósito mayúsculo.
Ojalá que dentro del Congreso, que se encuentra desatado creyendo que es el tiempo de arrasar con todo lo que pueda, prime la madurez y no cometan ese error. Salvo que, deschavados como están, quieran mandar una señal clara a la ciudadanía al hacer que nadie se atreva a participar en política salvo que seas un inescrupuloso de marca mayor.
Imagen: Fuente MEF