Por Ricardo Gálvez del Bosque
A pocas horas en que Castillo se autoproclamó dictador y decretó – en patética soledad – que cerraba el Congreso, convocaba a elecciones de una Asamblea Constituyente, y reorganizaba el Sistema de Justicia y el Tribunal Constitucional, el sedicioso terminó siendo arrestado por la Policía en flagrancia. Así de patético fue el final del régimen de Pedro Castillo, así de vergonzoso ha sido para un país golpeado como el Perú.
¿Quién le aconsejó semejante barbaridad? A los pocos minutos de su anuncio, el ex presidente fue abandonado por todos sus ministros, menos la PCM Betssy Chávez (quien renunció cuando ya se iniciaba la votación de la vacancia en el Congreso) y los titulares de las carteras del Interior y Defensa. ¡Ni sus más fieles escuderos se quedaron a su lado!
Embajadores, abogados personales, y sus propios congresistas se vieron obligados a abandonar a Castillo ante la torpeza gigantesca que cometió el ex Jefe de Estado. También rechazaron el – ¿intento? – de golpe de Estado las FF.AA., la Policía Nacional, la presidenta del Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación, el Tribunal Constitucional, y la Defensoría del Pueblo. Lo más patético fue que ni su propio chofer y escolta lo respaldaron y terminó detenido en la Prefectura.
El único incondicional fue Aníbal Torres, quien demostró una vez más que efectivamente le patinaría el coco. ¿Habrá sido él la última persona que habló con él antes de tomar la ilógica decisión? Porque, ante las evidencias, parecería ser cierto que Castillo decidía siguiendo los consejos que le propone el último que se le cruce.
Habiendo violado el artículo 117 de la Constitución en flagrancia (y sin éxito), el Congreso vacó a Pedro Castillo con 101 votos. Ironías de la vida, horas antes Vladimir Cerrón anunció que no apoyarían la vacancia (dándole la tranquilidad de que esa medida se caería estrepitosamente). Pero, aparentemente, Castillo ya tenía miedo y se sentía acorralado. Mucha gente de su entorno ya estaba cantando todas sus corruptelas. Como dijo Mónica Delta, “No hay animal que no se asuste cuando lo amenazan. Ya ustedes juzguen el tamaño del animal”.
¿A los cuántos minutos de haber lanzado su mensaje golpista le habrán hecho saber a Castillo que la fregó y debía correr a la Embajada de México? ¿20 minutos? ¿Cuánto tiempo le duró la alegría y el orgullo de haber difundido su discurso?¿En qué momento se dio cuenta de que tenía que armar sus petacas y escapar?¿Quién se lo hizo notar?¿O se habrá dado cuenta él solito?
Resulta preocupante constatar que una persona con ese razonamiento – evidenciado con reflectores el día de ayer – ha estado dirigiendo los destinos del país por casi un año y medio. Indignante, también, como su entorno y aliados sostuvieron con complicidad la ineptitud del ex dictador.
Verlo huir por la puerta falsa, pocos minutos después de haber cometido el peor error de su vida, fue el gran final de horror que muchos no anticiparon. A las 10 de la noche, Pedro Castillo fue trasladado en helicóptero para ser el nuevo compañero – golpista – de Alberto Fujimori en la sede de Ate.
Finalmente, Dina Boluarte juramentó como la primera Presidenta del Perú. Habrá que analizar, en estos días, que decisiones toma ante la crisis política. No olvidemos que Boluarte es una Presidenta sin bancada congresal, una situación que debería ser inédita pero que ya hemos vivido durante el Gobierno de Martín Vizcarra. Ya sabemos cómo terminó.
Moraleja: Antes de dar un Golpe de Estado, asegúrate que por lo menos tu chofer y tu escolta te respaldan. Mínimo.
El mismo pollo calentó el aceite y se metió a la sartén solito, voluntariamente. Al toque terminó frito.
Imagen: Twitter. Difusión