Por Ricardo Gálvez del Bosque
Pareciera que mucha gente está un poco desinformada y asiste a marchas sin entender qué es exactamente lo que quieren, a quiénes les están exigiendo respuestas, o cuáles son sus objetivos.
En este espacio ya escribimos sobre el doble rasero de ciertos congresistas que marcharon el 5 de noviembre (ver aquí ) exigiendo salidas que ellos mismos deberían activar desde el Congreso, pero que no les da la gana de realizar porque prefieren hacer bulla y quedarse entornillados en sus puestos. Rarísimo, porque, en vez de marchar, esos parlamentarios deberían estar activando salidas para esta crisis, ¿no? ¿O estaban protestando contra ellos mismos?
Sin embargo, la marcha del jueves (la denominada “Toma de Lima”), auspiciada por el Gobierno de Pedro Castillo y usada como excusa para que el Congreso no tenga Pleno ese día, también ha sido extrañísima en sus solicitudes. Dejando de lado la poca concurrencia que tuvo y de los hechos violentos que se presentaron, nos concentraremos en los pedidos.
Mejoras en salud, carreteras, obras, promesas incumplidas. Raro, ¿no? ¿No se suponía que era una manifestación a favor de Pedro Castillo? Entonces, ¿por qué los reclamos van dirigidos hacia él y su pésima gestión? Parecían confundidos.
Pero lo más bizarro fue que la marcha se autoproclamó como a favor de la defensa de la democracia, y lo más risible fue que también se publicitó como una protesta contra el golpismo. Sin embargo, lo que pedían los manifestantes, justamente, era un golpe. “Ya va a caer la Fiscalía, cierren el Congreso”. Un momentito, ¿eso no sería dar un golpe de Estado? ¿Qué cosa sería desactivar poderes independientes a la fuerza? Entonces, ¿quiénes son los golpistas?
Algunos también arengaban pidiendo una nueva Constitución. Dicha solicitud, que ni ellos mismos explican para qué sería o con qué objetivo la solicitan, tendría que pasar por el Congreso que ellos mismos piden cerrar. Además de abstracto (¿qué quieren cambiar?), inentendible, y de ser realizable (sabe Dios con qué intenciones) podría concretarse en unos 4 años si se empezara el proceso mañana mismo y si todo saliera de las mil maravillas (miren a Chile). ¿Lo sabrán los que lo pedían? Y más importante, ¿sabrán que no solucionará los problemas como varita mágica?
Por último, los comentarios de Pedro Castillo sobre la marcha fueron igual de desconcertantes. El Presidente, quien recibió a los organizadores días previos y promocionó el evento, dijo que el pueblo salía a las calles “para hacer respetar su voto”. ¿Se golpeó la cabeza y regresó a junio del 2021? Ya ganó, ya es Presidente (muy al pesar de muchos), ¿de qué voto está hablando? ¿Qué elección nos hemos perdido?
Lo único que queda claro es que la gente está insatisfecha y no sabe contra quién descargar su frustración. Quizás una marcha que pida un simple y contundente “¡Que se vayan todos!” podría albergar a muchísimas más personas que las dos protestas acumuladas y multiplicadas por 3. ¿Llegará ese momento?
Imagen tomada de https://elpopular.pe/actualidad/2022/11/10/pedro-castillo-vivo-marcha-toma-lima-hoy-10-noviembre-ultimas-noticias-protesta-vacancia-presidente-163221