Por Ricardo Gálvez del Bosque
El Congreso peruano es rápido y eficiente solo cuando le conviene. Sin embargo, últimamente se ha vuelto el cementerio de las salidas de la crisis. Siendo la única institución que puede brindar alguna solución a la grave situación política que atraviesa el país, resulta desesperante verlos actuar con absoluto desprecio hacia la ciudadanía que dicen representar. Usan la excusa de los procesos burocráticos para alargar cualquier decisión cuando no hay interés, pero cuando les conviene son capaces de saltarse todos los trámites para reformar decenas de artículos de la Constitución en minutos. Y cuando se trata de hacer labor de fiscalización son más lentos que patada de astronauta.
- La Sub Comisión de Acusaciones Constitucionales (SAC) tiene el caso de “Los Niños”, caminando a paso lento. ¿Qué están negociando con ellos para seguir manteniéndolos en el poder?
- ¿Cuándo piensan levantarle el antejuicio a los ex ministros Alvarado y Silva? ¿Van a demorar como lo hacen con la ex congresista Luciana León?
- Según la Congresista Paredes, en abril se volvió a presentar el proyecto de reforma del artículo 117 de la Constitución. ¿En qué está? ¿Lo están macerando?
- ¿Qué está haciendo – concretamente – la Comisión de Constitución con la denuncia constitucional que ha presentado la Fiscal de la Nación?
No vemos avances, no vemos soluciones, estamos estancados. Pero la que no está estancada es la desaprobación del Congreso, que sigue al alza. Es cierto que es imposible que el Parlamento deje contentos a todos, pero sí es posible que deje enojados a la mayoría. Eso es mucho más fácil. Esperar que los congresistas se den cuenta de la realidad parece ser más difícil que hacer gárgaras con talco.
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